Gato Negro
Dedicación a una persona muy especial.
Igual que el sombrío pelaje rodeando mis
extremidades
son esos terrenos oscuros, lejanos,
difusos por donde me deslizo
dejando huellas guardadas en la vereda
a cada paso sigiloso y sereno que doy
es una caricia en las mejillas para aquel suelo
y en ese jugueteo constante de mi figura
las estrellas son testigos de mi andar.
Sobre el sendero mi sombra pasea,
y en el mar azul la luna navega.
Avanzo, soy un enigma en la noche,
mis ojos, reflejo de mi esencia
cultivados en la tierra más fértil
sembrando semillas de pánico en las mentes
ajenas,
ni el viento amenaza ya con sus susurros
ni el invierno me abraza con sus frías manos,
entonces cierro mis párpados y percibo
silencio.
Resuenan los latidos de mi corazón
¿Quién soy en este vasto escenario?
¿Únicamente un peregrino de la oscuridad?
O ¿Un fantasma andante
vacío de razón y sin brújula que me guíe?
sólo el tiempo presencia los hechos,
siempre permanente en una esquina
como esas preguntas que me acechan
devoran y dejan entre retazos mi ser
sumergida en el abismo de la incertidumbre
más profunda.
Alzo el rostro y un río inunda mi visión
se oye entre el oleaje de las aguas
el lamento de la vida; se desvanece,
una vela que exhala con ímpetu su última
danza,
más aún esa carga pesada en mi interior se
aloja,
la tristeza se clava en el corazón vulnerable y
herido.
Así, me pierdo en la oscuridad
sin encontrar salida del callejón
con la certeza de que mi fin está escrito.
Retrocedo y con ligereza muevo mis pies,
rebobino constantemente pensamientos,
atrapado en jaurías y melancolía
huyo, salto paredones y aparezco en cada
patio.
Quizás tan sólo soy un gato que vaga, alma
errante y solitaria
por los pasillos de la vida, en busca de un
destino
en la penumbra, en la esperanza perdida.
Un poema con mucho sentimiento, tiene muchísima entrega de mi parte, quizás (sin exagerar) aquí se reserva una parte de mi alma.
Gracias por leer.
