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No hay un solo día en que no piense en ti, en lo mucho que te amo y en cuánto daría por tenerte a mi lado. Desde el primer momento en que llegaste a mi vida, supe que mi mundo giraría alrededor de ti, que mi amor por ti sería infinito, inquebrantable, eterno.
Recuerdo cuando eras pequeña y éramos inseparables. A donde yo iba, ahí estabas tú, con esa risa que iluminaba mis días, con esos abrazos que eran mi refugio. Fuimos felices, mi amor, fuimos un equipo. Pero con los años, la vida nos puso pruebas, y aunque no siempre supe hacerlo bien, jamás dejé de amarte.
El día en que supe que te irías, sentí que algo dentro de mí se rompía. Volvimos a acercarnos, pero ya no era igual. El tiempo y la distancia nos han jugado en contra, pero nada, absolutamente nada, puede cambiar lo que siento por ti.
Hoy, desde la distancia, te extraño con cada latido de mi corazón. Me haces falta de una forma que no sé describir con palabras. Daría todo por abrazarte ahora mismo, por decirte cara a cara lo mucho que te amo, por verte sonreír de nuevo a mi lado.
Hija mía, eres mi vida, mi todo. No importa dónde estés, mi amor por ti te seguirá siempre. Espero que la vida te llene de felicidad, de amor y de éxitos, y que, aunque estemos lejos, nunca dudes que aquí, en mi corazón, tienes un hogar eterno.
Con todo mi amor,
Préféré par...
