Jocelyn García

Madre

te amo

Ay mamá, ¿Cuándo fue que los años pasaron así sobre ti?
Si apenas ayer reíamos y hacíamos cosas juntas.
Tus gritos se oían por toda la casa por dejar mi ropa en el suelo o tu permanente preocupación por si había comido bien.
Mi confidente, consejera y a veces verdugo.
Desde el divorcio perdiste luz, confianza y rumbo.
Ahora yo era todo lo que te quedaba, vi como lo diste todo y apenas y te dieron de vuelta unas cuantas alegrías.
Hace unos días me confesabas que te sentías triste y hoy por más chistes que te cuento ya no  te ríes.
Nada te emociona.
Ninguna comida te sabe.
Por más abrazos que te doy ya no te conmueves.
Tu cama es tu refugio.
La pequeña sala con televisión se volvió parte de tu día a día.
Cada día pronuncias menos palabras.
Y batallas sola en recuperarte para no preocupar a nadie.
Solo pides tiempo con tu semblante de tristeza.

¿Qué hago por ti madre mía?
Yo no te quiero muerta en vida
Tu vida siempre fue trágica y nadie tuvo compasión de ti.
Siendo la de en medio.
En medio de la muerte de la mayor y el nacimiento de la menor, quedaste olvidada.
Obligada entre 7 hermanos a servir, obedecer y ante la rebelión castigada debías ser.
Solo hubo un momento de oro en tu vida.
Donde te hacías cargo de una gran empresa trasnacional, donde en medio del mundial en los 70’s, los italianos te saludaban cuando regresabas a casa en tu Caribe rojo con tu cabello rubio peinado de salón, tus trajes color neón  y entre una decena de hombres te gritaban “La Madonna dorada de la maquina roja”.
Hubiera dado lo que fuera porque hubieras escapado con ese inglés.
De que hubieras hecho alguna locura.
De que vivieras más de aquello.
Aunque no hubieras conocido a papá,  y aunque no fueron años malos  te aferraste a una relación que apago tu brillo y te quito los mejores años, que por  el conociste la angustia y recordaste la tristeza del abandono
Ahora soy yo tu único motivo.
Yo te prometo mamá.
Yo no te dejo.
No te abandono.
Nunca como aquel mundo te ignoro.
Como te ignoraron esta Navidad y detono tu depresión
Me duele verte así
Me duele no saber que hacer para que te repongas
Pues también batallo con mi tristeza y tengo pocas fuerzas para sostenerte.

Mamá te lo pido no te vayas.
Necesito de ti todavía
Necesito tus abrazos y tu guía
Necesito tu voz en la mañana
No me derrumbo frente a ti, porque en tu fragilidad yo siempre te he cuidado

En mi ignorancia, pensaba que serías eterna
Hoy más que nunca puedo notar que los años te han cobrado factura
Que tu paso es lento
Lo único que me queda es abrazarte mucho
Acompañarte en tus penas
Y cuidarte en tus tristezas.

Otras obras de Jocelyn García...



Arriba