Dedicado a Julia Espín, la mujer de la que se enamoró.
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En Sevilla, y en mitad del camino que se dirige al convento de San Jerónimo desde la puerta de la Macarena, hay, entre otros ventorrillos célebres, uno que, por el lugar en que está col...
No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lir… podrá no haber poetas; pero siempr… habrá poesía. Mientras las ondas de la luz al be…
Si al mecer las azules campanillas de tu balcón crees que suspirando pasa el vient… murmurador, sabe que, oculto entre las verdes…
Cruza callada, y son sus movimient… silenciosa armonía; suenan sus pasos, y al sonar, recu… del himno alado la cadencia rítmic… Los ojos entreabre, aquellos ojos
Los suspiros son aire y van al air… Las lágrimas son agua y van al mar… Dime, mujer: cuando el amor se olv… ¿sabes tú adónde va?
Es cuestión de palabras, y, no obs… ni tú ni yo jamás, después de lo pasado, convendremos en quién la culpa está. ¡Lástima que el amor un diccionari…
Lo que el salvaje que con torpe ma… hace de un tronco a su capricho un… y luego ante su obra se arrodilla, eso hicimos tú y yo. Dimos formas reales a un fantasma,
¿Será verdad que, cuando toca el s… con sus dedos de rosa, nuestros oj… de la cárcel que habita huye el es… en vuelo presuroso? ¿Será verdad que, huésped de las n…
Yo sé cuál el objeto de tus suspiros es; yo conozco la causa de tu dulce secreta languidez. ¿Te ríes?... Algún día
Una tarde de verano y en un jardín de Toledo me refirió esta singular historia una muchacha muy buena y muy bonita. Mientras me explicaba el misterio de su forma especial besaba las hoj...
Te vi un punto, y, flotando ante m… la imagen de tus ojos se quedó como la mancha oscura, orlada en f… que flota y ciega si se mira al so… Adondequiera que la vista fijo
Hace mucho tiempo que tenía ganas de escribir cualquier cosa con este título. Hoy, que se me ha presentado ocasión, lo he puesto con letras grandes en la primera cuartilla de papel, y l...
Cuando sobre el pecho inclinas la melancólica frente, una azucena tronchada me pareces. Porque al darte la pureza
Llegó la noche y no encontré un as… ¡y tuve sed!... Mis lágrimas bebí; ¡y tuve hambre! ¡Los hinchados ojo… cerré para dormir! ¡Estaba en un desierto! Aunque a…
Mi vida es un erial, flor que toco se deshoja; que en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja.