¡Ay, pobre doña María, ella que no sabe nada! Su hijo, el de la piel manchada, a sueldo en la policía. Ayer, taimado y sutil,

Pienso en la fría mañana en que te… allá donde La Habana quiere irse… allá en tu suburbio claro. Yo con mi botella de ron y el libro de mis poemas en alemán…

¡Aquí estamos! La palabra nos viene húmeda de los… Y un sol enérgico nos amanece entr… El puño es fuerte Y tiene el remo.

Los turistas en el bar: Cantaliso, su guitarra, y un son que comienza a andar. No me paguen porque cante lo que nos les cantaré;

Tengo del Rin, del Ródano, del E… tengo los ojos llenos; tengo del Tíber y del Támesis, tengo del Volga, del Danubio, tengo los ojos llenos.

¿Imagina usted, Teresa, cómo arde su rostro grave al resplandor de la suave luz verde en sus ojos presa? ¿Se sabe qué luz es ésa?

Olas de gordo aceite son mis días: pasan tan lentamente que no pasan. Los hombres a mi lado miran, pasan… lentos también como mis lentos día… El futuro está ahí, lleno de días,

¡Ay que linda mi bandera, mi banderita cubana, sin que la manden de afuera, ni venga un rufián cualquiera a pisotearla en La Habana!

¡Ah, qué pedazo de sol, carne de mango! Melones de agua, plátanos.

Por el camino de la mar vino el pirata, mensajero del Espíritu Malo, con su cara de un solo mirar y con su monótona pata

Paloma del palomar, cuando tú pases por México no dejes de preguntar quien me cerró la puerta a que llamo yo,

La vida empieza a correr de un manantial, como un río; a veces, el cauce sube, a veces, el cauce sube, y otras se queda vacío.

Hacia China quisiera partir, para hablar con el viejo dragón... —¿Con el viejo dragón? Es inútil partir: El dragón ha partido en avión.

He aquí al senador McCarthy, muerto en su cama de muerte, flanqueado por cuatro monos; he aquí al senador McMono, muerto en su cama de Carthy,