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Piensa en la adolescencia
Piensa en la adolescencia como una prueba de supervivencia
donde demuestras que eres suficientemente fuerte como para mantenerte con vida.
Piensa en la vida como un videojuego: los primeros niveles son pan comido y luego los siguientes se van complicando y complejizando.
Piensa en cuando el único y peor dolor era el de una raspadura o cualquier dolor físico que nos hayamos causado jugando.
Piensa en que ahora, en la adolescencia, hay dolores más intensos que el de un rasguño, y no son necesariamente físicos.
Piensa en que los juegos ya no son siempre de buenas intenciones.
Piensa en que las lágrimas ahora no sólo arden en las mejillas, sino en el alma.
Piensa en que la vida comenzó dándote pequeños favores,
haciéndote pensar que todo lo que ves es lo que parece.
Pero ahora, ahora hay que ponerte a prueba, a ver si estás listo para aceptar de verdad este regalo.
Piensa en la niñez como una demo gratis de la vida
y en la adolescencia como el precio que hay que pagar para seguir en ella.
Piensa en los momentos como las migas de pan de un eterno camino de Pulgarcito: si las encuentras o las tomas o las dejas.
Piensa en tus acciones como los ladrillos que van construyendo tu persona.
Piensa en el destino como el cemento que los une.
Piensa en tus decisiones como el valor que tiene el oro en esta sociedad,
piensa en que el verdadero oro está en lo profundo de uno y no en sus posesiones.
Piensa en la vida como una piscina: algunos se animan a zambullirse, otros simplemente se tiran de cabeza y otros solamente flotan en su superficie.
Piensa en que tu cuerpo es quien te sostiene físicamente, y que si se desequilibra puede afectarte emocionalmente.
(2014)
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