107. Creo que te odio un poco
En vida te respeto (puede que un poco más), pero sueño con matarte
Quería preguntarte dónde están mis palabreos.
Hace mucho que la mente sobrepasa mi mentir.
Una foto tan ilustre, mis torrentes en tu espejo,
empañan mi vil deseo de verte al final sufrir.
Mis manos están manchadas de ideas inhumanas,
recordando aquel lago que me tentaste a formar.
Agradece que te estime a pesar de los estragos
y que solo en mis sueños esté dispuesto a matar.
Un espejo el cual todos verían como obsequio,
para mi es una estaca en el fondo de mi ser.
Un reflejo tan humano con errores y complejos,
con recuerdos tan obscenos de mis noches de café.
Tal vez nada sucedió y creí en toda la obra,
experimento mal formado o un juego en descontrol.
Mi moral dice no culpe a terceros de mis obras,
ahora la dejo de lado sin lugares al “perdón”.
De qué me sirven tus disculpas sino para sentir odio.
De qué me sirven tantos textos que con lápiz ensayé.
De qué me sirve un 14 pasado como un ensueño,
contando las tantas veces que por ti me preparé.
¿Dónde está el poema? Lo mismo me pregunto,
puede que entrelazado entre lo tanto que escribí.
Acaso estará en nuestros paseos de mil segundos,
donde prometía quererte y siempre estar para ti.
Una ficha de ajedrez que bloqueaba nuestro enroque,
las salidas de emergencia me llevaron a pensar,
será que nunca olvidaré a la razón de mis licores,
desterrarte de mi mente es lo poco que puedo dar.
Aún me duele verte en frente a través de una pantalla.
Aún mis noches te visitan e imaginan tu presencia.
El reflejo de tu alma aún habita mis fronteras.
Mis manos están manchadas por la sangre de tu ausencia.
GFRC
No sé si tu imagen fue con intención
