Mamá
Dejáme mostrarte cosas
que me azotan el alma,
pero sin desahogarlas
de mis espacios más tenues,
para que no te asustes,
para que no adormezcas,
para que te apetezca,
sin robarte la poca llama
que te mantiene despierta.
Dejáme subir montañas
y dibujarte allá arriba días felices.
para que los aprecies de lejos,
con esas ganas
de robarme las directrices,
para que me apetezca,
para que viva en mí la llama,
de nuestras raíces,
para que no entristezcas
en los días grises.
Dejáme hacer lo que sea
que te devuelva los colores,
el amor y los sabores.
O simplesmente dejáme dejarte,
como si no hiciera parte de ti.
Pero mejor hablemos de pasiones,
de medicina,
de arte,
y poder invitarte
rendirte a la idea
de que la vida no es sinónimo de dolores,
la alegría no es el otro,
sabiduría no necesita
aprobación ajena.
Que un círculo es eterno,
y hay más formas
de las que has intentado.
Gabriela Quenard N.
