Xanti - Bré

El Cura Que Ya Nun Cree

El padri Basilio va jorobáu,
non por los años,
sino por los pecaus que carga de los otros.
Tien la sotana colgandera,
las botas reventás
y el rosariu gastáu de tanto rogá
a un cielu que nunca diz ná.
 
—“Dios nos estruja, pero nun nos mata...”—
solía decí antes,
cuando aún tenía fe pa repartí.
Ahora lo musita pa él mesmu,
como quien habla a la parez.
 
Ha enterrau más almas que ha bendecío cunas.
Ha dau la unción en cocinas y en eras,
con la vela temblando y el vientu escupiendo por la rendija.
 
Sabe de córdia los nombres de tos los que se han idu:
los que cayó el carbó,
los que tragaron hambre,
las mozas vendías por una dote roñosa.
 
Y aun así,
toas las mañanas se echa la estola al pescuezu
como quien se cuelga un castigu.
 
En la sacristía solo queda el eco
y una virgen colgá con la cara descoloría.
La cera s’acabó,
el vino de la misa sabe a agua de pozu,
y el pan lo hace la Juana la Panera
con harina prestá.
 
—“¿Onde ta Dios, padri?”—
le preguntó una chiquilla,
cuando la madre se le murió con el niño agarráu al pechu.
Él miró pal cielu,
pero los ojos se le llenaron de tierra.
Nun dijo ná.
 
De nochi,
sale al campu y grita.
Pero ya nun grita oraciones.
Grita palabrotas,
desesperás,
con la garganta roja
como los que nun aguantan más.
 
Y el eco le devuelve la misma voz,
quebraíta,
como un salmu sin fe.
 
Pero sigue.
Sigue con la misa,
con los bautizos,
con los muertos.
 
Porque sabe que si él tambaléa,
el pueblu se hunde.
Y aunque ya nun crea,
finge que sí,
porque el hambre y la pena también se calman con mentiras santas.
 
Tal vez un día,
deje la iglesia abierta y se largue
sin dicí ni adiós.
Pero mientra tanto,
sigue.
Porque alguien tien que encendé la vela
aunque nun haya Dios que la recoja.

Este poema presenta una figura de un sacerdote, el padri Basilio, que ha perdido la fe pero sigue desempeñando su labor religiosa por un sentido del deber y la responsabilidad hacia su comunidad. A través de este personaje, se abordan temas como la desilusión, el sacrificio personal, la lucha interna y la hipocresía del mundo religioso, todo ello en un contexto de pobreza y desesperanza.

1. La carga de la fe perdida y la decepción
El padri Basilio está "jorobáu", no por los años, sino por los pecados de los demás que siente que debe cargar sobre sus hombros. La sotana colgando, las botas rotas y el rosario gastado son símbolos de su desgaste físico y espiritual. Su desgaste no es solo físico, sino emocional: el peso de las almas y los sufrimientos de su comunidad lo han consumido.

Su frase "Dios nos estruja, pero nun nos mata..." es significativa. Originalmente, esta frase podría haber tenido un tono de esperanza, una reafirmación de fe en medio de la adversidad. Sin embargo, cuando lo repite, lo hace solo para sí mismo, "como quien habla a la pared", lo que sugiere una pérdida de esperanza. Ahora ya no hay fuerza para repartir consuelo, sino que se ha convertido en un susurro dirigido únicamente al vacío.

2. El sufrimiento de la comunidad y el desgaste del sacerdote
El sacerdote ha enterrado muchas almas, pero también ha bendecido pocas vidas. Esta frase expresa un contraste entre la cantidad de sufrimiento que ha presenciado y las pocas alegrías o esperanzas que ha podido compartir. Ha realizado muchos ritos, no solo de vida (bendición de cunas), sino sobre todo de muerte (unción en cocinas y eras). El ambiente desolado que describe refleja una comunidad pobre, afectada por la muerte y la miseria.

El sacerdote está tan agotado por las circunstancias que sigue realizando sus deberes como un castigo: "se echa la estola al pescuezu como quien se cuelga un castigu". Esta metáfora de la estola como un castigo refleja la sensación de que su fe y su vocación han sido transformadas en una carga insoportable.

3. La ausencia de lo divino y el vacío en la iglesia
En la iglesia, la presencia divina parece haberse desvanecido. "En la sacristía solo queda el eco" y la virgen "colgá con la cara descoloría". Estos elementos visuales subrayan el vacío espiritual que ha invadido el lugar sagrado. La cera, el vino de la misa, el pan: todo lo que solía simbolizar lo divino está ahora deteriorado o falta. La iglesia, que debería ser un lugar de esperanza y renovación, ahora se convierte en un reflejo de la desolación.

La referencia a la Juana la Panera, que hace el pan con "harina prestá", resalta aún más la escasez. Este pan, hecho con recursos prestados, simboliza cómo todo lo que antes era sacramental, sagrado y constante se ha convertido en algo prestado, artificial, sin la sustancia que una vez tuvo.

4. La tragedia humana y la respuesta del sacerdote
La niña que le pregunta "¿Onde ta Dios, padri?" representa la dolorosa inocencia que busca respuestas en medio de la tragedia. La muerte de la madre con el niño en brazos es un retrato desgarrador de la pobreza y la desesperación. El padri Basilio, al mirar al cielo, "se le llenaron los ojos de tierra", lo que sugiere que, en lugar de encontrar respuestas divinas, solo encuentra la muerte, la decadencia y el vacío. No responde porque ya no tiene las palabras o la fe para consolarla.

5. La lucha interna y el doble papel del sacerdote
"Sigue con la misa, con los bautizos, con los muertos". Aunque el sacerdote ya no cree, sigue con su labor porque sabe que si él tambalea, el pueblo se hunde. Aquí se refleja la responsabilidad que siente hacia su comunidad, que depende de él, aunque ya no haya fe en su corazón. El sacerdote finge creer para mantener la estabilidad de la comunidad, porque las personas aún necesitan las mentiras "santas" para calmar su hambre y su pena. Esta es una crítica a la hipocresía religiosa, en la que el sacerdote sigue realizando rituales religiosos sin verdadera convicción, solo porque el pueblo necesita creer en algo.

6. El último acto de fe y la desilusión final
El poema termina con la posibilidad de que el sacerdote abandone todo, dejándola iglesia abierta sin despedirse. "Pero mientra tanto, sigue". Esta imagen de una iglesia vacía y un sacerdote agotado que sigue cumpliendo su rol pese a su desilusión resalta el peso del deber que el sacerdote siente, a pesar de la falta de fe.

"Alguien tiene que encendé la vela aunque nun haya Dios que la recoja" es una imagen poderosa de sacrificio. Aunque no haya un Dios que recoja la oración, el sacerdote sigue encendiendo la vela, haciendo su trabajo, porque esa es su tarea y su única manera de mantener algún tipo de orden en un mundo que se desmorona.

Conclusión:
Este poema refleja la crisis de fe de un sacerdote que, aunque desbordado por el sufrimiento de los demás y por su propia desilusión, sigue adelante con su labor religiosa, no por convicción, sino por responsabilidad. El personaje de padri Basilio es un reflejo de la lucha interna entre la desesperación y el deber, entre la mentira necesaria y la verdad amarga. A través de su figura, el poema plantea preguntas profundas sobre la fe, la soledad, la hipocresía religiosa y el sacrificio humano, mientras el sacerdote se convierte en una figura trágica atrapada entre la desilusión y la necesidad de seguir adelante por los demás.

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