Xanti - Bré

El Colchón de Nardu

 
Vinierun los de la justicia,
con el cuadernu llenu de letras y sin alma,
con guardias y alguacil,
como si vinieran a sacar el demonju de casa.
 
—“¡Ehtó ya nun ye tuyu, Nardu!
¡Por no pagal,
vieni otruh con cuarti,
y tú te vas!”—
 
Y él, Nardu,
callau como sierra sin vientu,
miraba el chamizu,
la mesina coja,
la olla de barro que aún guardaba el olor del pucheru.
 
Nun dijo ni mu
cuando se llevarun las sillas,
ni cuando arramplarun con el cuadru de la Caela,
la que fue su mujé,
la que se le fue una nochina de enero,
sangrá, callá, sin medicina ni na.
 
Crió los mocinuh solo,
él, más piedra que hombri,
con las manos comías por la escarcha
y el corazó afogáu en silenciu.
 
Pero cuando metierun mano al colchón...
aquel colchoninu fechu pol tiempo y la pena,
con la lana revuelta y el olor a Caela...
entoncis Nardu echó el bastón palante
y plantóse firme como olmu vieju.
 
—“¡Ehtó no!
¡Ehtó no lo tocáis, jodíu!
¡Que aquí, en est colchoninu,
hicimos los mocinuh!
¡Aquí lloró ella,
aquí la velé yo con una vela y la mano temblona!
¡Aquí, cojones, morió la Caela!”—
 
Y la voz se le atrancó
como si tuviera un nudu en la garganta
hechu con tristu y honra.
 
—“Lleváos la casa,
lleváos las cuatro cosas que me quedan,
pero el colchón no.
¡El colchón ye mío!
¡Ye la Caela!
¡Ye mi historia!”—
 
Ningunu dijo nada.
El alguacil bajó la vista.
Los guardias se apartarun.
Y Nardu, con los güejus llenus de agua y tierra,
se sentó enriba d’él,
como si fuera un tronu.
 
Allí se quedó,
solu,
pobri,
pero con su colchón.
 
Y es que, a veces,
cuando la muerte y la vida te han quitao tó,
queda un cachinu de lana
onde duermen los recuerdos,
y eso...
eso nun lo embarga ni Dióh.

Este poema captura la esencia de la lucha de un hombre por mantener su dignidad, su historia y su memoria en medio de una vida marcada por la pobreza, la soledad y la pérdida. A través de la figura de Nardu, el poema ofrece una reflexión profunda sobre el valor de los recuerdos y los objetos, especialmente aquellos relacionados con momentos cruciales de la vida, como el amor y la muerte. A continuación, se realiza un análisis de los principales temas y elementos que atraviesan el poema.

1. La lucha por la dignidad y la memoria:
Desde el principio, el poema presenta una escena de despojo: "vinierun los de la justicia", con "el cuadernu llenu de letras y sin alma". Estos elementos simbolizan la frialdad de la autoridad y el despojo material que sufren los más vulnerables. Los "guardias y alguacil" representan la imposición de una ley que no tiene en cuenta el valor emocional de lo que se pierde.

Nardu, el protagonista, responde a este despojo con una resistencia silenciosa pero firme. La imagen de Nardu "callau como sierra sin vientu" evoca a alguien que, aunque es quebrado por la vida, mantiene su fortaleza interna. La acción de mirar el chamizu, la mesina coja y la olla de barro indica que Nardu está revisitando su historia y su vida, que son mucho más que lo material.

2. La pérdida y el sufrimiento personal:
La mención de Caela, su esposa, que "se le fue una nochina de enero, sangrá, callá, sin medicina ni na", agrega una capa de sufrimiento profundo a la vida de Nardu. La muerte de Caela parece ser un dolor insuperable para él, y la ausencia de su esposa lo marca de manera irreversible.

La imagen de Nardu "más piedra que hombri", con las "manos comías por la escarcha" y el "corazón afogáu en silenciu", simboliza la resistencia endurecida por la tragedia. Ha quedado hecho una figura de sufrimiento callado, marcado por la soledad y el peso de las pérdidas.

3. El colchón como símbolo de la memoria y el amor perdido:
El colchón se convierte en un símbolo central en el poema. Para Nardu, es mucho más que un objeto de descanso. Es el lugar donde compartió su vida con Caela, el sitio donde "hicimos los mocinuh" y donde "lloró ella". Este colchón es un contenedor de recuerdos, amor y sufrimiento, y Nardu lo defiende con una intensidad que trasciende lo material. La escena en la que se niega a dejar que se lleven el colchón es un momento de lucha simbólica por su historia y su amor, algo que ni la justicia ni la ley pueden despojarle.

La frase "¡El colchón ye mío! ¡Ye la Caela! ¡Ye mi historia!" refuerza cómo los objetos cotidianos se cargan de significados emocionales y recuerdos que no pueden ser arrancados sin causar un dolor profundo. Este colchón es la última conexión tangible que le queda a Nardu con su esposa y con su pasado.

4. El poder de los recuerdos y lo intangible:
El poema sugiere que los recuerdos y las experiencias emocionales son inalienables, incluso en medio de la pobreza y la desposesión. La afirmación final, "eso nun lo embarga ni Dióh", implica que, por más que los bienes materiales puedan ser arrebatados, los recuerdos y las emociones son inmortales y no pueden ser "embargados". Esta es la resistencia de Nardu: aunque le quiten la casa, las sillas y todo lo que tiene, el colchón —y con él, sus recuerdos de Caela— son suya y no pueden serle robados.

5. El contraste entre la frialdad de la ley y la calidez de la memoria:
La acción de la "justicia" de despojar a Nardu de todo lo que tiene se presenta como deshumanizada, mecánica y fría. El uso del lenguaje, con expresiones como "sin alma", y la imagen de los guardias que no dicen nada, subraya la indiferencia de la autoridad ante el sufrimiento individual.

En contraposición, Nardu, con su "colchón" y su recuerdo de Caela, representa la humanidad, la resistencia y el amor. Aunque la vida lo ha dejado sin bienes materiales, el colchón es su "reivindicación" emocional, su derecho a recordar y a honrar lo que ha vivido. La escena en la que se sienta en el colchón "como si fuera un tronu" resalta la dignidad de la memoria frente al despojo material.

6. La solitaria resistencia de Nardu:
La imagen final de Nardu, "solu, pobri, pero con su colchón", expresa la paradoja de su situación. Aunque es pobre y solitario, su resistencia a dejar ir su memoria lo convierte en una figura de dignidad y fortaleza. El colchón es lo único que le queda, pero en él reside toda su identidad y su historia, lo que le otorga un poder simbólico que nada ni nadie puede despojarle.

Conclusión:
Este poema es una reflexión profunda sobre el valor de los recuerdos, el amor y la dignidad humana en un contexto de pobreza extrema. A través de la figura de Nardu, se ilustra cómo la vida, a pesar de las pérdidas, sigue siendo valiosa cuando se preserva la memoria de lo que ha sido amado. La lucha por mantener el colchón —y, con él, los recuerdos de Caela— refleja el poder de lo intangible, algo que ni la justicia, ni la pobreza, ni la muerte pueden arrebatar por completo.

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