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La Muerte de Ximena

En memoria de Sam Del Río

Ximena levanta la ceja despierta la vela y tumba la noche.
Pone un grito al precipicio y dibuja un tren. Previene la hosca palabra de la estrella más pronta, asoma el iris hacia el universo y divisa el inevitable sustento del destino acomodando su tembloroso rencor encima de ella. Cubre esta herida!!!!! grita, arañando la hermosa cobija del manto estelar.
—Tren de nubes, espuma del mar. reciente la ola de esta tu joven doncella, que se asoma desde lo lejano será acaso una joya o amable jardín.
Trepa al vagón, asume poseer la terrible verdad, circular es la imagen de su implacable idea.
—caballero, pregunta, cual hado tomara esta vía carbonica de metal y estribo?
—llevara, joven Ximena, al destello sombrío del parador de su propia conciencia.
—yo no he pedido esto infame timón, arregle el brío de este suave metal que acoge el regalo que atormentaba La Paz.
—no lo ha pedido bella princesa, en razón surte su defecto pero en incertidumbre escucha su voz. Hacia dónde llevara pregunta? Suba, la espera su don.
—don? Acaso el que he pedido dicha de mi alma nueva? Acaso el varón que suspira mi llegada? Acaso la sombra que nubla mi sol. Exíjase hablar con verdad pura que atormenta su boca si no proyecta amable ternura.
—mi paciencia ha terminado Ximena querida! Sacuda ya las botas e improvise un relato que a caballo no montará ni a la cúspide del gato.
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—móntaña de ironía, en tu regazo cubres la inocente derrota, vertida en la copa del fúnebre decreto. Mentiras Sobre olas con abanico de guante! Justifica ya tu entrada, usurpa este desquicio. Donde parará  la tortura remedio???

—primera parada!!!! El paradero del olvido.
—para esto he levantado la rodilla? Más equivocada no he estado en mi humilde recuerdo. Quien habita semejante llano, perdido en el ser ermitaño de engaño. Quien posee la palabra que llena el rincón más profundo de este horrible vacío?

Voz de hombre de llano

—habita el inombrable panteón de una flor. Quien voltea padece y marchita. Joven Ximena, juega en el pasto, contempla el Rocío de inútil sollozo.
—jamás mi agua rozara tal manto, anciano decrépito huye entre tus llantos
—calma de marea ya tu cuerpo marchita. Huye entre poemas y tu huerto de muerte.

—amable peón vuela la maquina! A prisa y nunca tu mapa regresa a esta isla!!
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—quien vive para recordar la risa entre sueños? Distinta la tinta que cubre el destello.
———
—recuerdo. El hombre del llano parece un recuerdo, quien toca la base de ese bello terco? Acaso,,, no será? Mejor no averiguar
———
—la marea de hule con Electra devuelve justo el 220 que gusta el adobe.
———
—llegando a un poblado. Rojizo el destino, quien aguarda tan inhabitable camino?
—quien pregunta su jodida existencia que siga la marcha. Ni melodía, ni carbón espera el aliento pedido.
—que infortunio encontrar este individuo! Aquí concluyo la rima y desfaso un verso.

sin cesar la marcha ondea, sin rima no existe justificante que premie la vanidad del camino termina sin duda cuando destino no se encuentra. Ximena no busca camino, el camino la encuentra.

—quien eres que haces aquí?
—pregunto lo mismo, anciana Ximena!
—anciana? Por qué osas perpetrar dicha estrofa??
—quien llega a mis brazos distinta es su alma, no te has preguntado en que tren has estado?
—el más bello moderno y exclusivo sin duda. Es acaso esta la última dejada?
—asoma la vista y consigue la tuya

Ximena cuelga el cabello y observa una rosa. La única rosa que posa en el enfoque, la rosa recuerda una sagaz vida. La arranca de tajo y rompe el pétalo rojo. Con ello consigue la sangre de brazo en raíz.

Recuerda la noche sin modo, la firme tirada de navaja sin fondo. Diluida el alma sedienta de paz. Rompe en diligencia construye flaqueza y dirige la meta con justo camino. Ximena tiñe de tristeza la porcelana, mirando hacia arriba y cantando la última nota de su pentatónica huida. Valiente camino con tren afilado. Revienta las olas y espera tu llanto.

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