Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros. Moreno de verde luna

Ay voz secreta del amor oscuro ¡ay balido sin lanas! ¡ay herida! ¡ay aguja de hiel, camelia hundida… ¡ay corriente sin mar, ciudad sin… ¡Ay noche inmensa de perfil seguro…

Amanecía en el naranjel. Abejitas de oro buscaban la miel. ¿Dónde estará

Granada, calle de Elvira, donde viven las manolas, las que se van a la Alhambra, las tres y las cuatro solas. Una vestida de verde,

Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.

Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables. Cuando sale la luna,

Aquellos ojos míos de mil novecien… no vieron enterrar a los muertos, ni la feria de ceniza del que llor… ni el corazón que tiembla arrincon… Aquellos ojos míos de mil novecien…

De la cueva salen largos sollozos. (Lo cárdeno sobre lo rojo.) El gitano evoca

Agua, ¿dónde vas? Riyendo voy por el río a las orillas del mar. Mar, ¿adónde vas? Río arriba voy buscando

Cantan las siete doncellas. (Sobre el cielo un arco de ejemplos de ocaso.) Alma con siete voces

¡Qué esfuerzo! ¡Qué esfuerzo del caballo por ser… ¡Qué esfuerzo del perro por ser go… ¡Qué esfuerzo de la golondrina por… ¡Qué esfuerzo de la abeja por ser…

Lámparas de cristal y espejos verdes. Sobre el tablado oscuro, la Parrala sostiene una conversación