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Los molinos

Mas no son estos tiempo los de enantes.
Cuando tornes a andar por los caminos
y vuelvas a topar con los molinos,
no pienses otra vez que son gigantes.
 
Abatieron las aspas tu osadía,
tu lanza se rompió, tu Rocinante
encabritóse, y caballero andante,
aterrado saliste en la porfía.
 
No sean esas andanzas las de agora.
No vuelvas a emprender con los aviones,
que ido es el tiempo y el remedio otrora.
 
Tu brazo noble de furores lleno
ahora debe romper los corazones...
¡Oh, Don Alonso de Quijano, el bueno!

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