El hambre va sembrando su castigo,
los pobres son el eco del olvido,
su llanto se ha tornado en un gemido,
y el rico sigue andando su camino.
Les niegan el derecho y el abrigo,
su esfuerzo no les da lo prometido,
los dejan en las sombras del destino,
y el oro es solo el arma del ladrido.
¿Hasta cuándo esta herida lastimosa,
hasta cuándo el dolor de los callados,
hasta cuándo la sangre y la derrota?
Que tiemble el trono falso y engañoso,
que el pueblo se alce fuerte y despertado,
y exija su justicia sin demora.