Gratitud y Felicidad
En el rincón de la gratitud y la felicidad,
se entrelazan en un abrazo lleno de verdad,
la gratitud, como un faro que ilumina el camino,
y la felicidad, como un canto en el destino.
Cuando abrimos el corazón a la gratitud sincera,
se despiertan en nosotros luces de alegría y quimera,
porque al apreciar lo que tenemos y lo que somos,
nos envuelve un halo de paz y amorosos aromas.
La gratitud nos enseña a valorar cada instante,
a saborear la vida como un manjar exquisito y vibrante,
nos invita a ver las bendiciones en lo más sencillo,
y a encontrar la belleza en cada paso y cada brillo.
En la gratitud encontramos la clave de la felicidad,
pues al agradecer, nos liberamos de la ansiedad,
nos conectamos con el presente y sus maravillas,
y descubrimos que la alegría se encuentra en las pequeñas cosillas.
Cuando agradecemos por los amores que nos rodean,
por las sonrisas que nos llenan de luz y nos recrean,
nos abrimos al flujo de la dicha y la plenitud,
y encontramos en la gratitud un bálsamo de beatitud.
La gratitud nos lleva a apreciar los momentos fugaces,
a valorar las lecciones que nos brindan los desafíos audaces,
nos muestra que la vida es un regalo valioso y efímero,
y nos invita a vivir con intensidad, sin temor y sin criterio.
En la gratitud hallamos la fuerza para seguir adelante,
a pesar de las tormentas y los vientos que nos atormentan,
nos nutrimos de la esperanza y la alegría que emana,
y encontramos en cada agradecimiento una puerta que se abre y aclama.
La gratitud y la felicidad son hermanas inseparables,
se necesitan mutuamente para florecer en lo inefable,
la gratitud nos llena de gozo y nos hace sentir completos,
y la felicidad nos inspira a agradecer, sin pretextos.
En el abrazo eterno de la gratitud y la felicidad,
encontramos la paz, el amor y la plenitud en realidad,
valoremos cada instante y cada experiencia con gratitud,
y descubriremos que la felicidad habita en nuestra aptitud.
