Erotismo, cuerpo y palabra
Eres verbo que arde en la boca,
sílaba abierta, promesa en la piel,
susurro de fuego que nombra
mi deseo en un tierno vaivén.
Tus manos son rimas ardientes,
recorren mi piel sin temor,
y en cada estrofa latente
se funde la miel con el sol.
Los versos se enredan despacio,
se escriben en gemas y piel,
caligrafía de besos sin prisa,
con tinta de anhelo y miel.
El cuerpo pronuncia su mantra,
lenguaje de tactos y sed,
y el mundo se rompe en suspiros
cuando el roce se vuelve papel.
Porque el verbo no solo se dice,
se siente, se muerde, se da,
y en la piel donde el verso pervive,
el deseo se vuelve inmortal.
