POESÍA JAPONESA
Ya estoy desnuda, atada e inquieta. Muerde mi boca, embriágame con el ardor de tus ojo… la tentación hace que muerdas mi c…
La enfermera vestida de un blanco impoluto se dirigió a la sala de neonatos, allí había bebés con distintas dolencias, padres desesperados miraban por el cristal. cerró las cortinas y p...
El amor no es solo estar con el ot… Solo al decir “adiós” podemos valo… Permíteme tenerte una vez más, te… “Las oportunidades son como los am… soy un alma que se va desvistiendo…
Mis muslos se estremecen, notan tu ausencia los entrecruzo, intento engañarlos con el roce de mi propia piel.
Era la hora de la siesta, la calle estaba desierta, hacia un calor de mil demonios, el pueblo de casas bajas con pequeños y bien cuidados jardines delanteros estaba en silencio. Casas c...
Puesta de sol entre ramajes rojos. Dorado lago. El cielo añil cubre el árbol de otoño.
Deja de llorar no debes sentir miedo todo se arreglará ya lo viviste en un pasado ¿no has aprendido nada?
Me tienes desquiciada siento que la locura se apodera de… ven te espero en esta cama que está sola sin ti, abrázame estrechamente
Me estoy muriendo día a día sin un abrazo sin un beso sin una puta caricia.
No puedo arrancarte de mí, me matan los recuerdos, estoy tan rota que llevo una máscara para que no me vean. Estoy asustada, muerta por dentro, ¿cómo voy a tener una relación más profun...
¡Allí estaba el ataúd! Tenía que verme, saber que de verdad era yo. Me acerqué lentamente y, casi muero, si es que no estaba muerta ya, ¿Qué me han hecho? ¡Esa no era yo! Era una muñeca...
Quisiera decirte lo que siento tu recuerdo no se va esta noche tus besos en mí tus caricias a fuego lento. No puedo arrancarte de mi
Me siento expulsada del paraíso tirada en un enorme desierto donde no hay oasis odiando tus entrañas camino dejando mis huellas muertas…
Lágrimas de sangre recorren mi cara, me pongo la máscara del maquillaje lentillas carmesí, pupilas dilatad… no quiero que me vean llorar.
Solo se dedicaba a decir lo bellas que eran sus letras. Halagos a sí mismo se dirigía. Envidia insana de las personas, que realmente escribían.