Posible desastre
Y es rara esta sensación de querer empezar una relación con alguien que literalmente está lejos y, como si la distancia fuera el único problema, hay que sumar que es posible que no esté solo. Mis ganas de joderme la vida o de querer empezar aventuras—de esas difíciles que deberían de estar prohibidas—pueden más.
Quizá mi parte egoísta no piense en un tercera involucrada: muchas veces pienso el por qué debería de preocuparme si alguien más puede salir prejudicada, cuando soy yo la primer atrevida del amor y me estoy lanzando sin miedo a nada.
Amé a la persona que se cruzó en mi ruta sentimental como si fuera el amor de mi vida, pero no lo fue. Y valio la pena, incluso valió la pena romperme los sentimientos una y otra ves.
Quiero seguir con la idea de verlo, porque muero por tocarlo; pienso seriamente que es la única forma de estar seguro de que el es para mí o quizá yo para el.
No es tan difícil entender eso, solo es complicado vivirlo.
Esto no es atracción física: es una atracción sentimental, como cuando dos desconocidos se miran fijamente y se enamoran interiormente. Es cuando sonríes y no te importa quién esté a tu alrededor, y de esas atracciones que sientes que reviven las cuatro millones de mariposas que esperaban a alguien que las despertara de un eterno sueño.
Y aunque todo termine en un posible desastre sé que tengo que verlo y porque mi orgullo no permitirá que lo deje ir.
