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El amor es amor

El amor es amor.

Crecimos toda nuestra vida viendo parejas. Podian ser jovenes, adultas o viejas, y hasta los más progres podian ver parejas del mismo sexo de la mano. Muchas veces estas parejas que veiamos no estaban necesariamente frente nuestro, sino que las veiamos a traves de una pantalla: Ya fuera en las teleseries, peliculas hollywoodenses o de disney siempre veiamos a mujeres buscando hombres, luego de un tortuoso camino de desilusiones y reenamoramientos pasionales, para finalmente terminar juntos. FINALMENTE JUNTOS.
Cosa del destino, fuerzas sobrenaturales o una bella casualidad, el amor triunfaba frente a todas las adversidades y vivian felices por siempre.

Creeria que todas ya nos hemos cuestionado “Y que pasa despues de ese ?”.  Lo que sucede despues es una seguidilla de sucesos enmarcados dentro de una estructura social llamada amor romantico, la cual nos enseña que el amor duele, por el amor se pelea, se lucha, se sufre.

El viviremos por siempre se transforma en “vivieron voluntariamente (o quizas no tanto) juntos durante muchisimos años (quizas hasta la mismisima muerte) creyendo que por el hecho de permanecer juntos, intrinsecamente se seguirian amando”, porque asi lo dice el destino, asi lo designa el romanticismo bajo el que fuimos criadas. Nacimos por la mitad, incompletas, no existe vida en la solteria, ni desarrollo personal, ni experiencias enriquecedoras. El unico momento en el que realmente podemos llegar a ser nosotras en nuestra esencia es en pareja, encontrando esa otra mitad complementadora, acompañadora, cobijadora y producidora de las emociones más fuertes. En ese espacio prometido, llegaremos a experimentar realmente la vida como se nos fue explicada en esas peliculas de disney.

Pero y si nos ponemos a pensar fuera de la pantalla? Y si volvemos la mirada a nuestras propias casas? Cuantos familiares hemos escuchado cuchicheando lastimas hipocritas a espaldas de aquellas tias solteras, las que casi siempre a nuestros ojos son las tias bacanes, aquellas que no se dejaron domar. Cuantas veces hemos visto pelear a nuestros padres con nuestras madres, abuelos/as, tios/as, primos/as y o hermanos/as (con sus respectivas parejas), para luego reencontrarse en el perdon irrefutable de un “te amo”. Cuantas veces escuchamos un “bueno, pero el es asi/hay que entenderlo/ya no cambio” o cualquier frase naturalizadora de la violencia, en pos de un supuesto entendimiento incondicional de la pareja, a partir de un amor incondicional que se fue prometido en ese primer te amo.

Aguantar, aguantar, aguantar

Aguantar malos tratos, humillaciones, llantos escondidos bajo las sabanas, menospreciaciones, tocaciones, violaciones, mentiras, dolores, gritos, golpes. En nombre del amor que nos hemos prometido.

Cuántas veces nos hemos angustiado, preguntándonos qué hicimos mal para que reaccionara así, rumiando la culpa por días, semanas, meses... hasta años. Cuántas veces disfrazamos lo que sentíamos, y lo dijimos de una forma menos directa, que no le hiciera daño a él/ella, aunque nos hiciéramos pedazos a nosotras mismas. Cuántas veces sentimos miedo, de ese miedo que te paraliza, que te bloquea, miedo a perderle, miedo a estar sola, miedo al juicio de los otros, miedo a arrepentirse y lo peor, miedo a la persona que se suponía amabas y te amaba de vuelta, la que el destino había escogido para ti.

Cuantas veces hemos mirado con ojos de envidia a otras, o hemos dedicado horas de odio hacia esas que nos arrebataban lo nuestro, esas mujeres amenazas, mujeres enemigas, esas “maracas”. Cuantas veces nos hemos odiado a nosotras mismas por no ser suficiente, por no ser como otra, porque alguien no nos amo.

Hemos caido una y mil veces en mecanismos que controlan la forma en la que sentimos, que nos hacen creer que una violacion, el deseo posesivo, algunas promesas vacias, las omisiones de verdad, los orgasmos falsos, el alejarse de las amistades, son amor. Que asi es la forma en la que se ama: de a DOS; entregar amor más alla que a eso es demasiado complicado, porque una deposita TODO en ese otro u otra. ¿Donde quedan nuestras amigas, esas con quienes nos prometimos acompañarnos siempre? ¿Acaso el amor parejil es tan importante como para alejarte de todas ellas que sin preguntas ni malas intenciones, nos acompañaban con sus especiales amistades femeninas?

Claramente es más facil olvidarlas cuando hemos llegado a tal punto en que nuestras conversaciones con nuestras amigas mujeres se basan en nuestras relaciones sexoafectivas de turno. Nuestras amistades femeninas se transforman en relaciones secundarias que sirven como desahogo de las experiencias incomodas, humillantes y/o violentas que vivimos con las parejas que tenemos. Nos contenemos emocionalmente sin cuestionar aquella relacion sexoafectiva y sus dinamicas nocivas y misoginas. ¿Porque? ¿A que le tenemos miedo? o mejor dicho ¿A que nos enseñaron a temer?

El amor es amor, no es sufrimiento, ni dolor, ni llantos, ni tortuosidad. No es un juego de subidas y bajadas emocionales que nos ponen a prueba como individuos y como pareja. El amor es AMOR. El amor no consiste en una autoexaminacion constante para asi agradarle al otro, no es una relacion estatica entre dos personalidades fijas que deben responder con continuidades frente a todas las situaciones. El amor es dinamico y humilde, pero por sobre todo es amoroso, no juzgador ni temeroso. El amor no es una seguidilla de encuentros pasionales en la cama, no es tener que responder sexualmente siempre con la fogosidad de una pornografia, el amor es entendimiento de las circunstancias de el/la otro/otra con empatia y AMOR.

El amor no es de a dos, no cabe en la exclusividad de una pareja, el amor es lo que sentimos cuando abrazamos a nuestras amigas, cuando nos acariciamos el pelo en clases y nos aconsejamos para vernos felices entre nosotras. El amor es juntarnos entre todas y escuchar aquellas experiencias que solo nosotras conocemos, acompañandonos en el dolor y las lagrimas, con amor. El amor es amor, es libre, es consciente de su propio proceso y es dinamico. El amor es conversado y honesto, es amable, no solo con aquellas personas con quienes tenemos relaciones o intenciones sexoafectivas, el amor es amistad y es sororidad.

Cuando nos damos cuenta que hemos estado viviendo implicitamente relaciones de amor fuera de las relaciones que hegemonicamente nos habian enseñado que implicaban “amor”, es que nos damos cuenta que tenemos espacios de resistencias, espacios para ser libres y para explorar el amor sin sus restricciones romanticas, sin sus posesiones celopatas, sin sus competencias misoginas. Desde esos espacios podemos aprender que es lo que aceptaremos y queremos en nuestras relaciones sexoafectivas, puede ser destruirlas, poligamizarlas, mantenerlas, pulirlas, etc. Pero debe implicar una transformacion en pos del amor, NECESARIAMENTE el amor propio, porque cuando nos damos cuenta que existe otro tipo de amor en el que nos podemos implicar como individuos completos con otros y no buscando a una mitad complementaria, podemos darnos cuenta de que el trabajo y la dedicacion no va en la relacion sexoafectiva ni en la pareja, sino que va en una, en el amor que nos entregamos a nosotras, en el cuidado que nos hacemos, en las elecciones conscientes que empezamos a hacer.

Nunca más dejarnos llevar por la corriente abrumadora del amor romantico, nadamos contra esa corriente, y nadamos juntas, cada una acompañada de una misma y de la compañera de al lado.

Preferido o celebrado por...
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