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Agua de piedra

2019

A veces me sofoca la memoria del recuerdo, atestado de rosas y abedules, entre tu retrato.
Una quieta calle que avisa silenciosa tu avenida, perdida en el reflejo de las piedras; menguante tu sonrisa, tan sólo imaginaria.
No somos de tantas maravillas, más bien de efimeras llamadas, distancias apenadas, pero pacientes.
Purgando sentimientos encontrados, parece la negra memoria de un sueño, o la blanca esperanza de un saludo, un cariño.
Un profundo y encerrado cariño.
Meciendo la encerrada desgracia de mis manos, en mi cara se encuentran con mis cabellos, finos y desencantados. Atestiguando mis talones se pierden los minutos, las horas, las tardes y las primaveras. Pensantes de un segundo.
¡Es que parecemos dos amantes que a lo lejos construyen paisajes subterráneos!
¡Ay de la sonrisa! ¡Ay de la cosecha! ¡Ay de tanta yesca encendida, vuelta un polvo y nada más!
Y ni siquiera un polvo nos hemos dedicado.
Ni tanta falta ha compensado los instintos, al menos no en mí... Cuánto más hemos de llorar gravilla, de tragarnos el cal de nuestros cuerpos angustiados, frotándose siempre espalda contra espalda, en un mar de telas y humedad. Al menos me gustaría sentirla, la humedad y tu espalda.

Muérdago y bolsas de té negro, sermones de un millón de años, el oceano color de hierro. La quieta tarde y el horror de una noche solitaria me perturban de mi propia ausencia, y no solamente por mí. En el marco de la cocina se siente mejor esta corriente que me impregna con tu olor.
Hacía tanto tiempo que no pensaba en este solitario castigo, uno que no estoy dispuesto a soportar, y aún con todo lo que no te he dicho pero pienso, sigo volviendo al mismo punto en mi camino, continuando en marcha atrás por la acera, en “U”. Y gotean todos mis recuerdos, gotean y vuelven a gotear.

El frío se expande por mi cuerpo, hasta alcanzar la víscera, las entrañas. Entre tanto, mis latidos agudos se encarnan en llantos, patadas hacia afuera del pecho, preguntas como un humo blanco expelidas en la misma dirección. Estoy cansado de prometer cosas, cosas que no puedo cumplir, prometerme a mi mismo, repitiendo discursos, poesías, disgusto tras disgusto. Sentado sólo siento frío...

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