Yacíamos en el nido, anclaste el amanecer de tu mirada,
este me sostuvo hasta notar que... con tu mano mi entrega se hacía inmediata.
Me acercaste a ti con la sutileza con la que el viento susurra,
mi cuerpo tomaría su lugar en el tuyo.
¿Qué es tan familiar?
¿Será la sutileza una de tus virtudes o solo un rol en la historia?
El sello fue, el abrazo, la aparente sed de cercanía, esa fuerza similar a la de asegurar la puerta.
¿Algo de gran peso vendrá con esas líneas de tiempo y ese amanecer en tus ojos?
¿Qué podré saber de ti si me adentro?
¿Habrá una cascada si continúo o encontraré una bahía?
¿Tendré el mapa indicado para navegar?
¿Será eco?