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Aire y tierra.

1 de agosto.

En el océano etéreo de la mente se entrelazan destinos complejos,
unidos en la tormenta con trastornos límites en reflejos.
Dos seres atormentados por avatares que transitan el laberinto interno,
donde el vértigo de emociones disparates anida profundo el corazón tierno.
 
La tierra, con sus flores agitadas en un torbellino de intensidad,
buscaba en su alma fragmentada un refugio.
El aire, en su abismo de melancolía y envuelto en nieblas de ansiedad,
anhelaba armonía encontrar, aquella que el mundo le negaba sin piedad.
 
Brotaron las promesas en sus encuentros como efímeras flores de apariencia,
mas en ese caos de sentimiento imposible era encontrar complacencia.
Confundidos en un mar de azar donde las mareas chocan en abrazo,
perdidos en sus prisiones sin comprender el dolor del otro trazo.
 
La tierra, en su idealización desbordada alzaba al aire al pedestal más alto,
sin vislumbrar la carga y la mirada que arrastraba en su propio asalto.
Pobres opuestos, quién ha de culparos,
el aire calumniado idealizaba la libertad del barro.
 
Aunque heridas y tormentos han causado sus almas dejaron un fragmento,
en el vasto universo han marchado con un constante eco.
Permanecerán en la tierra como notas, las gotas,
de un lazo que por siempre estará en su pecho.

Preferido o celebrado por...
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