cuando la última palabra dicha socava el aire
se escucha en eco y suena fea
como mal dicha
como si la boca que pronuncia fuese ajena
como si por la repetición perdiera el sentido el encadenado entre una letra y otra.
Puedo sentir como rebotan las sílabas en mi cuerpo
como si se hubieran tensado entre ellas mil hilos blancos de cuerdas desafinadas.
¿cómo se escuchará
la rutina disléxica
del presente?