#EscritoresMexicanos
Este concurso de células, unánimes en su intento misterioso de que dure la intensa vida en mi cuerpo; esos miles de millones
Brahma no piensa: pensar limita. Brahma no es bueno ni malo, pues las cualidades en su infinita substancia huelgan. Brahma es lo q… Brahma, en un éxtasis perenne, frí…
Bien venga, cuando viniere, la Muerte: su helada mano bendeciré si hiere... He de morir como muere un caballero cristiano.
Hasta muriéndote me hiciste bien, porque la pena de aquel edén incomparable que se perdió, trocando en ruego mi vieja rima, llevó mis ímpetus hacia la cima,
Cristo dijo que allí donde nos reuniésemos en su nombre, estaría Él en medio de nosotros. No es, pues, extraño que aquella noche misteriosa en que hablábamos de Él con unción cordial, d...
¡Cuántos desiertos interiores! Heme aquí joven, fuerte aún, y con mi heredad ya sin flores. Némesis sopló en mis alcores con bocanadas de simún.
Los papelillos de colores que de los altos corredores lanzan al aire los chicuelos como bandadas caprichosas, en sus impensados vuelos
“Vivir sin tus caricias es mucho d… vivir sin tus palabras es mucha so… vivir sin tu amoroso mirar, ingenu… es mucha oscuridad...” Vuelvo pálida novia, que solías
No sé adónde llevóse la marea de la muerte tu ser, pero yo excla… con el inmenso amor con que te amo… “¡Dondequiera que esté, bendita se…
Si negare alguno que Santa María, del Dios Paracleto paloma que alb… concibió sin mengua de su doncellí… ¡anatema sea! Anatema los que burlan el prodigio…
Si en el mundo fue tan bella, ¿cómo será en esa estrella donde está? ¡Cómo será! Si en esta prisión obscura,
Perdóname, Ideal, para que pueda irme en paz al venir mi última hor… Es tan dulce el perdón: ¡prerrogat… de los Dioses! Perdóname, Inmorta… “El que todo lo sabe lo perdona
Muerte, ¡cómo te he deseado!, ¡con qué fervores te he invocado!, ¡con qué anhelares he pedido a tu boca su beso helado! ¡Pero tú, ingrata, no has oído!
Había un ángel cerca de mí, mas no le vi... Posó las plantas maravillosas entre las zarzas de mi erial, y yo, en tanto, estaba viendo otras…
Atiborrado de filosofía, por culpa del afán que me devora, yo, que ya me sabía dos gramos del vivir, nada sé ahor… De tanto preguntar