Dos mil once era la clave de la combinación de la caja. Ese detalle de cuatro números era el que separaba a este hombre de un destino de pobreza, a otro de riquezas y reconocimiento púb...

(Dedicado a una dulce princesa mor… ¿Cómo concebir un nocturno en prim… si no prometes a mis labios, en el bosque encantado, el pezón de tu luna?

Nunca mi mano tocará la inválida de la moneda cruel del embustero; mi testamento dejaré tras pálida cuando amoneste el sol mi derroter… Y flotará mi verso tras la cálida

Mar en el desierto... ¡qué otro mar que la lágrima! ¡qué otra lágrima que la arena! ¡Cuánto llanto! ¡cuánta soledad! ¿Dónde un espejo, ¡oh mar!

Desde la cruz, ya vuelvo a mi cami… Por las gentiles calles de Judea —tal vez, la gente humilde al fin… la puerta soy, la llave y el desti… Un lar glorioso ofrezco al peregri…

Las autistas agujas de un cuadrant… en el concierto de la eternidad marcan el tiempo exacto de ansieda… que nos queda de vida militante. Minutos y fracciones del gigante

La cóncava geometría del espacio, el segmento irregular de los reale… acaso virgen el plano se asemeja a un trapecio que se mece; y mientras las álgebras se acuclil…

Soy vecino de una ciudad cosmopolita donde se cuentan varias historias referidas a su folclore, de las cuales paso a contar una de ellas: Cuentan algunos estudiantes de la facultad de ...

Colibrí, que a la flora circuncida… en una primavera rutilante mientras presiente un alma su queb… aquel tropismo enjuto, ¡las herida… Mas tú, jilguero, con alas bruñida…

Había mucha prisa por culminar la obra que traería “respiro” a los habitantes de Arroyuelo, dada la apretada situación en que vivían, por lo que se contrató equipos y mano de obra extra...

Atrás solemne y quieta la única sombra otra vez el rito del desbande