Mi pañuelito de seda color salmón.
Entraña solemne de seda.
Lo miro, de repente como que alumbra y se escurre entre mis dedos. Pero lo sostengo con firmeza, es verdad lo quiero guardar todo para mi dentro de una cajita.
No quiero perder ningún pedacito ni que sus finos bordes se estropeen.
Aunque pudiera secar mis lágrimas con el, no lo quiero usar es muy bonito y si lo hago dejaría de brillar.
También podría usarlo para borrar todas esas notas que recitaste y que yo... atentamente pude escribir en la pizarra, pero tampoco puedo porque se estropearía y se estiraría.
Es más serviría muy bien si seco mis labios después de todas las comidas sabrosas que experimentamos, pero si lo hago, su olor cambiaría y no quedaría igual.
Prefiero ponerlo en su cajita.
Lo doblo una y otra vez.
Busco cuidarlo y dejarlo prolijo.
Lo presiono fuerte contra mi pecho.
Y lo guardo por si tengo ganas de un día, sacarlo sin pensar.
Para poder usarlo de verdad.
