Alba Gutiérrez Jiménez

No esperé a la esperanza

 
 
Hoy cierro todas las puertas, y con candado.
No quiero ver cómo la ilusión se asoma,
ni si la esperanza tiene curiosidad por ver más allá.
Las ventanas están abiertas para que se esfumen los sueños
y, de paso, los delirios.
 
No puedo sino ser dura:
mente fría,
corazón de hielo.
 
Me destapaste ante el frío,
te llevaste esa sonrisa que se me dibujaba.
Cortaste todos los vestidos que tenía en mente para ti,
y el maquillaje corría por mis ojos.
 
Ya no cuento el tiempo mirando hacia atrás,
esperando verte.
Los domingos, mi mente en ti... por si volvías.
 
No sé por qué tu cara de niño pillo,
esa que me miraba dulce,
ha cambiado.
 
Se ha roto el lazo que nos unía,
ese que habitaba en la intensidad de tu mirada clavándose en la mía.
 
Esto se vuelve tempestad en mí,
y llueve en mi corazón.
Duele el malquerer.
 
Solo por ti,
no escribiré más a tu teléfono.
Así podrás confiar en que te dejaré ir
y tú... estarás más tranquilo.

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