Nunca antes había representado mis ilusiones de una forma tan abstracta y compleja que ni yo mismo puedo descifrar el camino que me direccionan mis pies al andar. Muchos son los pensamientos y las ideas que se conectan y a la vez se disparan en sentidos tan contrarios, que me siento dentro de una caja fuerte que se hunde en el mar, sabiendo a ciencia cierta que mi salida es la puerta que está sellada con un montón de artilugios que me aprisionan en mi pequeña celda que llamo vida. No niego que en ocasiones se vuelve totalmente insoportable soportar tanto y no ser capaz de superar, pero cuando estuviste dentro de mi caja ayudándome a salir, todo, absolutamente todo fue más llevadero. Los días tomaron un matiz cálido, y a tu alrededor podía observar pequeños pigmentos de colores que en constancia orbitan con sinfonía y tiñen tu sonrisa con un armonioso color palo rosa que tinturó de a poco mi oscuro y gélido corazón. Nunca amé tanto un color, como el rosa que intensificó mis sentidos llenándome de una dicha que me hacía sentir extraordinario, y pude, por ese momento que se volvió eterno en el tiempo, tener un amor rosa.