Voy a decir adiós aunque me pese
Aunque me cueste abrir los puños que lo agarran
Voy a acompañarte en el camino de partida
A acariciar con mis manos tu descanso
Para que todo lo que fue tenga sentido
Para que la ardiente vida que te trajo quede impregnada entre mis muros
En las briznas de hierba en que tumbarnos
En la luz de los días cuando acaban
En los cuartos de jugar con llave
En los pasillos oficina de hospitales
En el orden religioso de tus notas
El la cruda ironía de tu valentía
Para que tu presencia permanezca entre los platos
Entre los acordes del Holanda navideño
Entre las sonrisas juguetonas de los nietos
Vas a quedarte sin remedio entre nosotros
Aunque las cenizas vuelen sin destino
Aunque tu cabeza no organice nuestros pasos
Aquí, sujeta a la base de la tierra
Al hondo sentir que nos explica
A las raíces que conforman nuestra infancia
No temas, aquí seguirás porque aún sin estar, te guardaremos