Haiku 50
Enero 23/2020
Regreso como cada día por esa calle tan habitual, siempre a la misma hora, como inevitable rutina a la que nos somete la vida. Encima de mí, un cielo de invierno donde no se oye el cant...
Croa la rana, salta al oscuro charco. Mira al nenúfar.
La carne muere, envejece y nos duele como los años. El alma, siempre viva, nos impide morir.
¡Qué no te mientan...! ¡Qué no todo son rosas! Tampoco espinas.
El rayo abruma y al cesar la tormenta, ¡lloran los sauces!
La cigüeña se aferra a su alto nido y mira airosa. Son sus potentes alas amparo de su prole.
Vuela aquella golondrina por los c… esperaba ansioso sus plegarias. La golondrina sin rendirse, vuela… El canto poco a poco se fue convir… Y el río... el río ya no podía llo…
Entre las nubes, cabalgo tan veloz, que aplasto al viento.
Por favor, ven y rompe este silencio que me ensordece.
Mi querida maestra: Eras una y única nuestra, latía en nuestro corazón, la fe de volverte a ver, sin nosotras poder saber,
Frío en La Habana al sentirse la brisa del malecón.
Tu mirada sincera y penetrante manifiesta tu indómito carácter, eres fiel y obstinado escudriñante… hermoso y suave cual resbaloso hám… Te regocijas ante cualquier mimo,
¡Pasan los días! Lentos, implacables con esa letanía que se convierte
Cuando yo sea niebla, polvo, o simplemente “nada”
Abro mis ojos, miro el amanecer. Siento el aroma de la mañana y digo: ¡desperté!, soy feliz.