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TRECE

Trece
1.
En la mañana, mientras el sol se empecina en cargársela al medio día
mi ego eructa los desechos de la noche
y Yo busco febril los aromas rosa que me sostengan hasta el atardecer
para arrebujarme nuevamente entre violetas.
Al amanecer algunas veces sorprendo a mi ángel deambulando
entre las imágenes inocentes de mi juventud
y sorprendido intenta  proyectarme futuro con su sonrisa triste.
 
2.
En la tarde, a través de vapores etílicos, mi ángel me ve borroso,
desdibujado en la contienda del “no he sido”
y compasivo  extiende sus brazos anhelando cerrar mis heridas
con la esencia del universo:
mi paso zigzagueante no acerca su abrazo.
 
3.
Mi ángel, aturdido por el fragor de mi batalla inútil,
deja escapar su lágrima de luz que ilumina la puerta hacia la noche
y me entrego, nuevamente, a la oscuridad anhelando la leche de la luna
para amamantar mis sueños;
afuera, algunas veces, mi ángel suspira: luna llena!
 
4.
Al amanecer: un viento de rocío intenta nuevos perfumes,
mi esperanza, cojeante, ve atrás los jardines ajados por mi febrilidad;
mi ángel sonríe la tristeza del desencanto.
 
5.
En la mañana, mientras el sol se empecina en cargársela al mediodía,
sorprendo a mi ángel extraviado en las promesas de mi juventud
con sus brazos extendidos ofreciéndome su regazo…
Un  alentador aroma de lirios unge mi espíritu fatigado
y me incita al fragor de la batalla.




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