Al pie del metate su corazón late, amasa la masa, las penas que pasa. Maíz nacional,

La “parca” no se despista, anda buscando cronista, para el Panteón de Dolores, el edén de sus amores. Quiero que sepas, que admires,

Soy vertebrado, certero mis células regenero, un milagro de la vida ancestral, ni quien lo impida. Soy primo del ajolote,

Seductora fascinante faraona no ficticia Cleopatra, intensa egipcia bella muy despampanante de Julio y de Marco amante,

El Oro se engalanó, de “art nouveau” se vistió de cabeza hasta los pies en mil novecientos diez. Venturoso dos de octubre,

De la actuación, un titán, Don Germán Valdés, “Tin Tan”, bisonido musical, tañe el mote del carnal. Mira al cielo, . . . al infinito,

Se reflejan en mis penas nostalgias tristes, extremas, las que exterminan el alma, la muerte vida desarma. Corto limitado tiempo

Dice el Salmo treinta y nueve: “todo hombre es un suspiro”, en el espejo me miro de la muerte que conmueve y atormenta, por ser breve,