Loading...

La Inquilina Dominante

Añoro esos momentos donde tu cara no significaba nada, donde tu precensia no me hacia sentir vacío, donde hubiese sido sencillo tomar un cuchillo y pedazo por pedazo, mordida por mordida, descomponer los que eras
Pero estoy ansioso, deseoso de volver a saborear tu cruda carne, excitado por sentir cómo tu saliva corroe mis dientes, e impaciente de que tus heladas manos atraviesen mi pecho.
Y es así como la polilla es triturada, depredada por el ansioso cuervo que sucumbe al frío del invierno.
Pero terminarás temiéndome.
Tu cuello se acostumbrará a mi mano
Balbucearás mi nombre solo las noches que logres dormir
Y a medida que tu ansiedad se hace más vacía, mi corazón se enciende más rápido
Procuraré que grites desesperadamente por simple inercia a mi existencia
Tus heridas pudriéndose, tu corazón lleno de ilusiones, porque sabes que sigo siendo tu salvador
Me infectaste con el virus de la dominación
Los callados susurros de tu derretida conciencia, serán el eco de lo creí que eras
Dueño de tu dolor, soy el dios que susurra en tu oreja, el demonio que rosa el amor, el maestro de nuestra miseria
Y las pesadillas serán el último de tus problemas
Pero... aunque creas que es al revés, tú ganas
Tú siempre ganas
Porque aunque tu cuerpo esté atado
Aunque la carne se enfríe con el aire y se entibie con la luz
Aunque la urgencia por escapar de tu vida haya sido sembrada por la mentira que es mi odio, tú ganas
Porque has logrado que mi mente esté más llena de ti que de mí
Y es por eso mismo que soy el dios de tu carne
Ojo por ojo, diente por diente
...

Cerraré tus ojos con delicadeza
Mientras con mis manos busco tu compañia
Y bailaré en silencio tu vals favorito con tu vacío cascarón, que aún está siendo abandonado por las últimas gotas de vida
Y me acostaré al lado tuyo, con el cuidado de no despertarte, aunque tu aliento esté ausente
Te tengo? No
Tengo lo que fue tuyo, tu recuerdo en las mentes ajenas, tu aroma, tu suave piel, tu delicada tez blanca
Pero eres tú quien, aún en ausencia, me tiene, cual perro callejero
Buscando tus miradas, encontrando tus abrazos, observando tu risa, gozando de tus palabras, aferrándome a tus cenizas
Y melancólicamente, bebiendo la copa de vino que no te terminaste
Y... pensar que, después de todo, no pude tomar tu mano
Y es que he encontrado el paraíso en una mentira
En la mentira de que alguna vez existí para ti
Y el paraíso que hubiese sido tenerte con los ojos abiertos

(2014)

Liked or faved by...
Other works by Vicente Maturana Gálvez ...



Top