Canta el río, voz sonora, fresco estío que enamora. Verde umbría,
Todo niño es un artista, con manos de sol y alma infinita. Pinta en los muros de la brisa, dibuja sueños con su risa. Traza colores en el viento,
Yo traigo la sazón en mi bandera, naranja, ajo y miel en dulce abraz… el ron se vierte lento, paso a pas… y el comino perfuma la madera. La salsa brilla al fuego que esper…
En lo más recóndito de mi ser call… anhela mi espíritu el Verbo encarn… Aurora infinita que rasga tiniebla… tu fulgor eterno mi pecho celebra. Oh lámpara excelsa de llama divina…
Cuando el invierno abraza con su h… y el mundo entero viste blanca cal… mi madre alumbra el cielo de mi al… con un amor que nunca alza el vuel… Sus manos son refugio y terciopelo…
Madre, en tus manos de luna duerme la brisa temprana, y en tus ojos de rocío se queda el alba callada. Cuando tu voz me acaricia,
Su sonrisa es sol, y resplandece como brisa dorada en el estío, y su rayo sutil y luminoso despierta mi delirio. Su sonreir es sol, y lleva impreso
Nombre del alma: Roberto Antonio Perez Herrera (R… Momento de ascenso: La noche en que la música no alcan… Última nota terrenal:
Tus labios rozan, brisa en mi send… caricia leve, fuego que estremece, y en cada roce el ansia se enrique… dulce tormento, ardor puro y since… Tus manos danzan, ríos de misterio…
Tus blancos hilos rozan con el vie… susurros suaves de un ayer dorado, sabiduría en tiempos cincelado, siguiendo el ritmo lento del momen… La vida te ha esculpido a fuego le…
Quemé la sopa ayer, rompí la cafetera, se fue la ratonera y el gato echó a correr. No hallé qué iba a hacer,
Anhelo la luz de Cristo, como el amanecer anhela al día, como el río busca al mar, y el alma sedienta su alegría. Es una llama que no se apaga,
Se arrodilló el Maestro, sin corona ni trono. Tomó la toalla y el agua como quien toma el cielo para ponerlo en los pies.
Tal vez mi mirada no sabe callar. No ve solo el río, y ve todo el mar. Si miro una estrella,
Dijiste distancia, y era un abismo… un hueco voraz, un cruel espejismo… Llamaste olvido a un eco insistent… a un grito enterrado, aún latente. Nombraste desvelo a noches en vela…