De «Un (casi) poema (malo) al día»
Somos tan pequeños que ni sabemos… Somos tan pequeños que la mayoría… desconoce nuestra existencia, nues… Y somos tan pequeños que si desapa… casi nada en el universo lo llegar…
señoras y señores niñas y niños personas y personos quedan cordialmente invitados a to… y siempre para que crezcan grandes…
luego de siglos haciendo versos
—¿Estudias o trabajas? —Soy escritor.
Ya no intento convertir los poemas en pan. Intento multiplicarlos.
de mí cuelga una gota
—¿Quién es usted? —Eso debería saberlo usted.
Las horas sin advertir mutaron, son más prófugas y audaces. Los convidados escasean, más irónicos e hipócritas, tiñen las paredes
—¿Me enseñas a escribir poesía? —Eso no se enseña. —¡Enséñame! —No la escribas. —Gracias.
Aguas negras de color rojo que nad… Hacinamiento ulterior a la muerte. Igualdad de partes en partes desig… Restos remojados en espera de la l… Pictogramas de la colombianidad mo…
nazco de mí lo veo desde la lejanía la sangre asusta a mi sangre la vida consuela a mi vida
Desperté, pero el mundo sigue dorm…
Voy por buen camino [no sé para dónde voy.
No importa cuántas horas pasen entre poema y poema. La poesía no sabe leer el reloj.
Cada historia que me fue contada es oída, cíclicamente, una y mil v… cuando estoy en silencio, y, además, guardada bajo llave, como un gran secreto,