Kali
Los ojos feroces se observan.
La llama a un pasaje de fuego,
Pupila perpetua, provoca,
A la vela encendiendo la vida,
Samsara,
Salvaje y domada,
El dominio de íntimo caos.
Una herida que brota colmillos y garras,
En la selva y caverna perdidas pisadas,
De osados viajeros, ilusos ensueños en tierra,
Clamando la raíz sagrada entre piedras,
Resquebrajadas—de vidas pasadas.
El aferro al corazón de los suelos.
Al destierro del mundo
(delusión del viajero),
El abismo quema y consume en sosiego;
Ofrendo tributo en culto al silencio.
Quietud te enfrenta, pisada de Kali,
Tu paso levanta mi pecho.
Delirio en tu huella: sangre sedienta,
Hundida en un cuenco,
Clamando extraviadas cabezas.
