Cadáver
Yo quería ser cadáver
y no escuchar el juicio de los ángeles
ni tener el tímpano abierto
al estruendo del cielo invitándome.
Deseaba ser dermis muerta y curtida
que se impregna del tiempo eterno,
y que recogida por las fauces del abismo
aun se convierte en el extenso terreno.
Quería morir sonriendo
para ser la risa macabra del destino
para ser el propio banquete
de mis hambrientos adentros.
Era una muerte absoluta y hermética
donde la vida emerge visceralmente
en dónde no debe haberla.
¡Bienvenidos sean los gusanos
que buscan la intímidad de mi muerte!
Bienvenidos sean
con la carnavalesca pregnancia
de mi cuerpo entumecido
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