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Dulce María Borrero

El día de los padres nació en Cuba de la poesía de una mujer... ...La primera vez que se celebró en Cuba el Día de los Padres fue en el año 1938. Por la sensibilidad con que debía estar enmarcado, tenía que ser una poetisa quien diera vida al homenaje a nuestros progenitores, que desde entonces tendría lugar el tercer domingo de junio, y precisamente esa primera vez resultó el día 19 del sexto mes del año. La poetisa Dulce María Borrero de Luján fue la pionera de la conmoración, teniendo en cuenta que ya las madres tenían su día el segundo domingo de mayo, mes de las flores, resultó una idea excelente escoger al tercer domingo de junio, mes de inicio del verano, para congratular a los padres... Dulce María Borrero de Luján (1883-1945). Poetisa, bibliógrafa, publicista y notable pedagoga cubana. Destacada luchadora por los derechos de la mujer. Desde su juventud demostró poseer especiales dotes para el cultivo de las artes, las letras y, muy especialmente, la poesía. Nació en La Habana (Puentes Grandes) el 10 de septiembre de 1883. Era hija del Dr. Esteban Borrero, notable hombre de ciencia y educador, cuya casa llegó a ser el centro del modernismo naciente en Cuba; y hermana de Juana Borrero Pierra (1877-1896), figura imprescindible de las letras cubanas. Desde niña fue educada en las letras y continuó con su obra la tradición familiar iniciada por su abuelo paterno, su padre y su hermana Juana. Creció en una atmósfera artística y literaria, en medio de reuniones a las cuales concurrían otros escritores, como Julián del Casal y los hermanos Carlos y Federico Uhrbach. En 1895, debido a que el padre, Esteban, estaba involucrado con la causa revolucionaria, los Borrero se vieron forzados a emigrar a Key West (Cayo Hueso), en los Estados Unidos. Allí moriría Juana (en 1896, cuando todavía no había cumplido los 19 años), quien la había orientado en sus estudios. Dulce María publicaría entonces, en la Revista de Cayo Hueso, sus primeros versos, acompañados de sus propias ilustraciones, pues manejaba el lápiz y el pincel con bastante soltura y facilidad. Pasó luego a Costa Rica, cuando su padre fue a ocupar el cargo de delegado de la Revolución en ese país. Regresó a Cuba en 1899, después de terminada la Guerra de Independencia cubana, y comenzó a darse a conocer como escritora. En 1908, obtuvo el primer premio en los Juegos Florales del Ateneo de La Habana con el canto simbólico “Amor”, y medalla de la revista Cuba y América, por su soneto “¡Mayo!”. En 1912, recibió el primer premio y medalla de oro de la Academia Nacional de Artes y Letras por su libro de poemas Horas de mi vida. En 1914, obtuvo medalla de oro en el concurso del Comité Avellaneda por su composición “Alba de Gloria” y, en 1919, el premio de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes por su colección de cantos y juegos para kindergarten. En la poesía de Dulce María Borrero hay una honda desesperanza en una delicada tonalidad lírica. Destaca una nota intimista y refinada, señalada por varios críticos. Sus versos fueron espontáneos y naturales, libres por completo de artificios, reglas o escuelas métricas. También escribió textos de reflexión crítica, como “La poesía a través del color” (1912), “El matrimonio en Cuba” (1914), entre otros, aparecidos en publicaciones como Cuba Contemporánea, Revista Cubana, Revista Bimestre Cubana y El Fígaro. Fue miembro de número de la Academia Nacional de Artes y Letras desde su fundación en 1910 y codirectora, con Miguel Ángel Carbonell, de sus Anales. En 1935, ocupó la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Fundó la Asociación Bibliográfica de Cuba (1937) y a ella se debe la creación de varias bibliotecas públicas. Pronunció conferencias sobre temas artísticos y literarios, así como sobre problemas educacionales y cívicos. Tuvo participación activa en pro de los derechos femeninos: defendió la incorporación de la mujer al ámbito de la educación y la cultura en artículos como “El magisterio y el porvenir de Cuba”, “La fiesta intelectual de la mujer: su actual significado; su misión ulterior” (1935) y “La mujer como factor de paz” (1938). Mostró un permanente interés por los problemas de Cuba; su cubanía se proyectó en conferencias, artículos periodísticos, folletos y actuaciones cívicas. Se distinguió por su agudo espíritu de observación y análisis, no sólo en lo referente al arte y las letras, sino también en relación con los estudios sociológicos y políticos. Como su hermana Juana, fue también Dulce María Borrero una muy distinguida pintora de flores y naturalezas muertas. Murió en La Habana el 15 de enero de 1945. Referencias Baracutey Cubano – http://baracuteycubano.blogspot.com.es/2011/06/el-dia-de-los-padres-nacio-en-cuba-de.html En Caribe – www.encaribe.org/index.php?option=com_content&view=article&id=381:dulce-maria-borrero-de-lujan&catid=87:literatura&Itemid=104

Carlota Caulfield

Entrevista a Carlota Caulfield (La poeta en tránsito perpetuo) por Maricel Mayor Marsán Nació en La Habana, Cuba (1953). Poeta, ensayista, editora y profesora de literatura hispanoamericana. Comparte su residencia entre Berkeley, California y Londres. Su peregrinar la ha llevado a muchas ciudades, pueblos, villas y rincones del mundo. Además de andarina, es inventora de cartografías, y practica la escritura como un acto de ponerse en camino. Es autora de Fanaim (El Gato Tuerto, 1984), Oscuridad divina (Betania, 1987), A veces me llamo infancia/Sometimes I call myself childhood (Solar, 1985), El tiempo es una mujer que espera (Torremozas, 1986), 34th Street & other poems (Eboli Poetry, 1987), Angel Dust/Polvo de Angel/Polvere D'Angelo (Betania, 1990), Libro de los XXXIX escalones/Book of the XXXIX Steps (Luz Bilingual, 1995), Estrofas de papel, barro y tinta (Cafè Central, 1995), A las puertas del papel con amoroso fuego (Torremozas, 1996) Quincunce (Cafè Central, 2001), At the Paper Gates with Burning Desire (Eboli Poetry Series, 2001), Autorretrato en ojo ajeno (Betania, 2001) Movimientos metálicos para juguetes abandonados (Consejería de Cultura de Canarias, 2003), El libro de Giulio Camillo/The Book of Giulio Camillo/ Il Libro de Giulio Camillo (InteliBooks, 2003) y Quincunce / Quincunx (Puerto del Sol, 2004) y Ticket to Ride. Essays and Poems (InteliBooks, 2005), A Mapmaker’s Diary. Selected Poems (White Pine Press, 2007). Otros libros: Visual Games for Words & Sounds. Hyperpoems for the Macintosh (InteliBooks, 1993), Book of XXXIX steps, a poetry game of discovery and imagination. Hyperpoems for the Macintosh –CDROM (InteliBooks, 1999). Ha editado From the Forbidden Garden. Letters from Alejandra Pizarnik to Antonio Beneyto (editora y co-traductora; Bucknell UP, 2003); Alejandra Pizarnik. Dos letras (Introducción y notas; March Editor, 2003), las antologías Web of Memories. Interviews with Five Cuban Women Poets (Eboli Poetry Series, 1997) y Literary and Cultural Journeys: Selected Letters to Arturo Torres-Rioseco. Co-editora con Miguel Angel Zapata. (Mills College Center for the Book, 1995). También es la editora de Voces viajeras. Poetisas cubanas de hoy (Torremozas, 2002) y en colaboración con Jaime D. Parra, The Other Poetry of Barcelona. Spanish and Spanish-American Women Poets (InteliBooks, 2004). Es co-editora, con Darién J. Davis, de A Companion to U.S. Latino Literatures (Tamesis, 2007). Su antología No soy tu musa. Poetas irlandesas contemporáneas, co-editada con el poeta inglés John Goodby, será publicada por Ediciones Torremozas esta primavera. Sus poemas han sido publicados en numerosas revistas literarias, entre las que se encuentran Haight Ashbury Literary Journal, Michigan Quarterly Review, Poetry San Francisco, Visions, Beacons, Turia, The Texas Review, Barcarola, Nómada, Cuadernos del Matemático, Textos, Aleph, AErea, Tercer Milenio, Walrus, Baquiana, Tsé-Tsé, 580 Split, Alga y CHASQUI. Su poesía ha sido incluida en las antologías Looking for Home. Women Writing about Exile (1990), These are Not Sweet Girls, Poetry by Latin American Women (1994), Poesía hispano-caribeña escrita en los Estados Unidos (1995). El gran libro de América judía (1998), Antología de la poesía cubana. Tomo IV. Siglo XX (2002), Poesía cubana del siglo XX (2002), Las poetas de la búsqueda (2002), So Luminous the Wildflowers. An Anthology of California Poets (2003), Breviario de los sentidos. Poesía erótica escrita por mujeres (2003), Blue Arc West. An Anthology of California Poets (2006), y El tiempo y las palabras. Literatura y cultura judía latinoamericana contemporánea / Times and the Words: Contemporary Jewish Latin American Literature and Culture. Hostos Review (2006). Entre los premios recibidos se encuentran el Premio Internacional “Ultimo Novecento”(Italia, 1988), “Mención de Honor” en el “Premio Plural” (México, 1992), “Mención de Honor” en el Certamen Internacional “Federico García Lorca” (Estados Unidos-España, 1994), Premio Internacional “Riccardo Marchi-Torre di Calafuria” (Italia, 1995), la Mención de Honor en del 1997 Latino Literature Prize del Instituto de Escritores Latinoamericanos de New York y el Primer Premio Hispanoamericano de Poesía “Dulce María Loynaz” (Islas Canarias, 2002). “De la poesía de Carlota Caulfield, nacida en La Habana en 1953, se ha hablado en sentido general relacionándola con la posmodernidad, la relación deseo-cuerpo-escritura, el budismo Zen, el intimismo y, basándose en una parte altamente referencial de su obra dedicada a la recuperación arqueológico-poética de lo femenino, se la ha vinculado con ciertas tendencias de la crítica y creación feministas contemporáneas.” MMM ¿En qué etapa de tu vida comenzaste a escribir? ¿Y, en qué idioma lo hiciste? CC Para contestar a tu pregunta, tenemos que viajar hasta mis siete años en La Habana, cuando empecé a anotar palabras en un diario muy bonito que mi padre me había comprado en New York. Palabras misteriosas que sacaba de un Larousse ilustrado, uno de los tesoros más valiosos de mi niñez. Palabras y más palabras. Y así escribí mis primeros poemas, para mis padres, y los ilustraba con semillas y hojas secas. Siempre me gustó dibujar y crear objetos de papel, pero nunca logré ni dibujar bien ni inventar lo que imaginaba, excepto en el poema. Escribía en español, mi primer idioma. Recuerdo anotar palabras en otros idiomas, en francés, por ejemplo, idioma preferido de muchos de mis ancestros irlandeses y catalanes sefarditas. El inglés siempre me pareció un idioma de sonidos raros, pero mi padre me enseñó a escucharlos. Después, en mi adolescencia, mis maestros de inglés fueron los Beatles. Ellos fueron mi cuerda de flores hacia la cultura inglesa, aunque yo ya leía a John Keats, por ejemplo. A los diez años gané un concurso de composición sobre José Martí. Recuerdo que me dieron un diploma muy elegante, y un libro de los Versos Sencillos. Lo mejor del premio fue celebrarlo con mis padres con un almuerzo en El Carmelo del Vedado. MMM Tu primer poemario, El tiempo es una mujer que espera, lleva un título que invita a la reflexión. ¿Se puede establecer alguna comparación entre tu vida y el tiempo de la espera CC La editorial Torremozas de Madrid publicó El tiempo es una mujer que espera en 1986. Con anterioridad, habían salido en San Francisco, en 1984, Fanaim, poemario bilingüe, artesanal y de poca tirada. El tiempo… reflexiona sobre dos temas principales: el viaje como desplazamiento físico y la celebración de una persona amada. Hay muchas geografías en este libro. Me resulta curioso que lo menciones en la entrevista, pues este libro se agotó muy pronto. No sé si porque un amigo mío compró muchos ejemplares para regalarlos a otros amigos (era su forma de probarme su gusto por mi poesía), o porque los poemas sobre amores imposibles gustan mucho, o porque dos revistas de moda, en México y España, publicaron varios de los poemas de este libro, y gané unos cuantos lectores. En cuanto a una comparación entre mi vida y el tiempo de la espera, sólo se puede encontrar en esos poemas. MMM ¿Cuál ha sido tu experiencia de trabajo con los poetas norteamericanos (no latinos), en cuanto a la participación en series de lecturas, talleres, traducciones y publicaciones en general? CC Llegué a San Francisco en 1983, después de haber vivido en Zurich y New York. Aunque había leído a Edgar Allan Poe, Walt Whitman, Emily Dickinson, Sylvia Plath, Ann Sexton, Erica Jong, Mina Loy, Robert Bly, y a otros poetas, no fue sino en San Francisco, a partir del año 1984, que mi lista de poesía norteamericana se amplió. En 1985 ayudé en la organización de la National Poetry Week que dirigía el poeta norteamericano Herman Berlandt en San Francisco. En un recinto enorme de Fort Mason, un lugar muy especial cercano al mar, empezó mi verdadero aprendizaje de la poesía contemporánea norteamericana, de la que no soy una especialista, pero sí buena lectora. Allí conocí al poeta Jack Foley, mi Virgilio hacia Kenneth Rexroth, Diane di Prima, Lawrence Ferlinghetti, Jack Kerouac, Robert Duncan, Julia Vinograd, H. D. Moe, Bob Kaufman, Michael McClure, y otros. Más recientemente conocí a Chana Bloch y a Stephen Ratcliffe. Con Foley colaboré en muchos proyectos de poesía durante varios años, y él fue también mi puente hacia la Beat Generation. Mi primera lectura en el Bay Area tuvo lugar en el entonces famoso Larry Blake's, de Berkeley, en diciembre de 1987. Allí conocí a varios poetas muy interesantes. He traducido algunos poemas de Foley al español, también he leído con él en varias librerías y centros culturales del Bay Area. Por aquellos tiempos yo editaba El Gato Tuerto, una gaceta de arte y literatura, y en ella publiqué a poetas norteamericanos. Te hablo de la década de los ochenta hasta los noventa. Después he estado algo alejada de la escena cultural de California, debido a mis viajes constantes a Londres y Barcelona. No hace mucho “volví” a ser parte de la escena poética del Bay Area cuando Paul Suntup editor de Tebot Bach, me incluyó en la antología de poetas de California So Luminous the Wildflowers en 2003 y en Blue Arc West, que se publicó en el 2006. En marzo pasado regresé “a la escena” de San Francisco, cuando fui invitada a hablar sobre los irlandeses en el Caribe en el acto inaugural de Crossroads. Irish-American Festival, un festival irlandés que se celebra todos los años en el Bay Area, y que estuvo dedicado a la presencia irlandesa en las Américas. A partir de febrero tengo algunas presentaciones de mi libro A Mapmaker’s Diary. Selected Poems, publicado recientemente por White Pine Press, en Oakland y Berkeley. Es así como regreso a los escenarios del BayArea. MMM ¿Prefieres escribir directamente en inglés o prefieres escribir en español y luego traducir lo que has escrito? CC El libro 34th Street and other poems, publicado en San Francisco en 1987, sólo incluye poemas en inglés, algunos de ellos los escribí directamente en inglés en New York. Mi amigo Chris Allen, periodista y editor norteamericano, los revisó, y editó disparates. Hoy me parece increíble que yo escribiera poesía en inglés y que creyera que lo hacía tan bien. Mis inventos gramaticales me divertían. Leer en inglés y escribir en inglés fueron mi manera de sentirme en casa en New York, y creo que, a pesar de muchas de las vicisitudes de mi vida de exiliada en la ciudad, lo logré. Guardo un diario de esa época, escrito en un inglés, muy sui géneris. 34th Street fue merecedor de cuatro reseñas, bastante buenas, en revistas literarias norteamericanas, Después todo cambió, y sólo escribo en inglés algo de prosa o notas para diccionarios. Mis traductoras Mary G. Berg y Angela McEwan son mi otra voz. Con ellas trabajo en las versiones de mi poesía. Y eso me encanta. MMM ¿Cómo mantienes el vínculo con otros escritores latinos o hispanos en los Estados Unidos? ¿Se puede mantener una relación a nivel de país, a pesar de las distancias geográficas que existen? CC Te mencioné anteriormente El Gato Tuerto, una gaceta de arte y literatura que edité en San Francisco entre 1984 y 1990. El Gato me puso en contacto con muchos escritores hispanos, latinoamericanos y españoles. Mantengo, desde esa época, la amistad con algunos. He conocido a muchos poetas y escritores en Congresos de Literatura y Conferencias de Traductores, como ALTA (American Literary Translators Association), en recitales de poesía, y gracias a otros escritores. A mediados de los ochenta, viajaba frecuentemente a México y allí hice amistad con algunos artistas y poetas. Después, empecé a pasar parte de mi verano e invierno en Barcelona, en los noventa. Continúo allí mi colaboración con poetas visuales y pintores. La publicación de Corner, una revista en la red, dedicada a las vanguardias, me sirvió de puente hacia artistas, escritores y críticos de muchos lugares. Aún puede leerse Corner en http://www.cornermag.org. Allí encontrarás un número dedicado a los poetas visuales de Barcelona, otro a artistas y escritoras de vanguardia, otro número es un homeaje a John Cage, en el que colaboran poetas, artistas y músicos de España, Estados Unidos e Inglaterra. Otros vínculos surgen gracias a lo que uno publica. A veces un poema, una reseña de libro o un ensayo, son los puentes hacia otros escritores. También la universidad es mi nexo hacia otros escritores hispanos en los Estados Unidos y hacia los latinoamericanos y españoles. Por ejemplo, uno de mis cursos está dedicado a la literatura cubana de la diáspora. Otro a la literatura cubana a partir de los años veinte. Otra de mis clases estudia la literatura judía latinoamericana en la que incluyo a varios escritores cubanos, por ejemplo a José Kozer y a Ruth Behar. Enseño también poesía latinoamericana y española. Hace unos meses salió en Londres, publicado por Tamesis, A Companion to US Latino Literatures, que coedité con Darién J. Davis, profesor de historia de Middlebury College. El pasado noviembre lo presentamos en el Instituto Cervantes de Londres, con la participación de Stephen Hart, profesor y crítico de literatura hispana, y el poeta cubano Jesús J. Barquet. Los libros son también puentes. En cuanto a la relación a nivel de país, si te refieres a Cuba, no puedo hablar de vínculos literarios, porque no los tengo, excepto con algunos escritores cubanos que viven en Estados Unidos. He escrito algunos ensayos sobre poetas cubanas, y en el 2002 la editorial Torremozas publicó Voces viajeras, una antología dedicada a poetas cubanas que viven en diferentes partes del mundo. He tratado de estar al tanto de lo que se publica en Cuba, pero no siempre es fácil. Mucha de la literatura cubana, de la Isla, que he leído en los últimos años, ha sido en antologías publicadas en México o España, y en traducciones al inglés en los Estados Unidos. De vez en cuando ha llegado a mis manos una revista literaria, y he leído algunos poemarios de las Ediciones Vigía. En el 2005 clausuré una exposición de libros de la Vigía en el San Francisco Center for the Book. Cerré con una lectura de mi poesía, y el lazamiento de mi libro de ensayos y poemas Ticket to Ride. También tengo un Marco Polo que me cuenta de los quehaceres literarios de la Isla. En el 2002 recibí el Primer Premio de Poesía Hispanoamericana Dulce María Loynaz en Islas Canarias por el manuscrito de Movimientos metálicos para juguetes abandonados. El libro se publicó en La Laguna, Tenerife en 2003, y los organizadores del premio hicieron una presentación del libro en La Habana, creo que en la Biblioteca Nacional. No estuve allí, pero varios amigos cubanos me contaron del acto. MMM ¿Qué piensas sobre el uso del español, cada vez más frecuente, en los Estados Unidos? CC Lo celebro. MMM ¿Cómo percibes el futuro de los escritores latinos o hispanos en Norteamérica? CC Como un buen futuro. Pero los escritores hispanos que escriben en inglés, sobre todo los narradores, siguen siendo los más conocidos y publicados en Norteamérica por las grandes editoriales. Pocas obras de hispanos que escriben en español se traducen al inglés. El lector promedio conoce mejor la literatura latinoamericana y española gracias a las traducciones. Hace unos años la editorial Harper Collins empezó a publicar una colección titulada Rayo dedicada a autores hispanos, y lo hace en inglés y en español. Es interesante ver que esto sucede. Hacen falta más revistas literarias como la Hostos Review/Revista Hostosiana que dirige el escritor peruano Isaac Goldemberg. Y como Baquiana, que tú editas. Son puentes no sólo hacia la literatura hispana de Estados Unidos, sino también hacia la literatura latinoamericana. MMM ¿Piensas que las mujeres y, en especial, las escritoras ya han logrado todas sus aspiraciones? CC Si te refieres a logros en el mercado editorial, diría que sí, en el caso de las narradoras. En el caso de las poetas, desgraciadamente no es así. Referencias Maricel Mayor Marsán - http://www.baquiana.com/Numero_LI_LII/Entrevista.htm

Olga Arias

Olga Esther Arias Elenes, o simplemente Olga Arias, escritora nacida en la ciudad de Toluca, Estado de México, el día 25 de octubre de 1923. Fue madre de cuatro hijos: Enrique, Yolanda, Natalia y Dalia. De familia revolucionaria y liberal: su padre fue el General de División J. Jesús Arias Sánchez, a quien el General Francisco Villa apodaba “El gallo”; fue uno de sus famosos “Dorados” más estimados por él. Su Madre doña Natalia Elenes de Arias fue descendiente directa de doña Ildefonsa Fernández Félix, hermana del General don Guadalupe Victoria, notable insurgente y Primer Presidente de la República Mexicana. Corre por sus venas sangre de hombres de letras. Su abuelo materno el señor don Herlindo Elenes Gaxiola, considerado uno de los prosistas más notables del estado de Sinaloa. Darío Elenes Gaxiola, hermano de Herlindo y primo del duranguense Antonio Gaxiola , también poeta y prosista destacado de las letras sinaloenses. Así, Olga es poeta por herencia y formación. Sus primeras letras se las enseñó su padre, el general Arias y siendo aún pequeñita, cuando apenas cursaba el primer grado de primaria en la ciudad de México la maestra llevó al grupo de excursión al bosque de Chapultepec y de regreso en el salón de clases la niña escribió en su cuaderno: “En el lago los cisnes se deslizaban sobre el agua orgullosos de su plumaje”. La maestra se sorprendió del talento literario de la niña y llamó a su padre para notificarle lo sucedido. El viejo militar sensiblemente conmovido cortó la hoja del cuaderno y doblándola la guardó en su cartera. Aquel escrito lo conservó el general toda su vida en su porta documentos personal como si fuera un tesoro. Era nada menos que la primera composición literaria de una de las poetisas más importantes de América. La educación primaria elemental la cursó en escuelas de diversas ciudades del país. Su padre por necesidades del servicio de su profesión andaba de un lugar a otro por lo que la infancia de Olga fue nómada. En el año de 1935 radicó definitivamente en Durango. Pocos años después, en 1938 contrajo matrimonio con el señor Enrique Weber Lozoya, rico comerciante que valoró el talento y capacidad de su esposa y le dio facilidades para su desenvolvimiento. Ya casada, ingresó como oyente a la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado y en menos tiempo del establecido terminó los estudios de la carrera de maestra de educación primaria. No conforme con esa preparación y sabedora de lo que podía lograr, contrató los servicios particulares de eminentes personalidades de la cultura en Durango, para que le dieran clases, así como a la poetisa Cuca Guerrero Román, el presbítero David Ramírez, el licenciado en letras José Villalba Pinyama refugiado español y otros. Con mucha satisfacción platicaba el señor Weber Lozoya que su esposa Olga no le pedía regalos en joyas o piedras costosas sino en libros de mucha calidad. Lo anterior se corrobora con la amplia y magnífica biblioteca que tenía en su momento Olga. Notable poetisa durangueña cuyos poemas, algunos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, italiano y otros. Autora de más de veinte libros de poesías, novelas y cuentos. Su pensamiento se ha grabado en cantera de monumentos públicos, donde están escritos fragmentos de sus poemas. Algunos de sus versos grabados en bronce, hablan a las generaciones del presente y del futuro del profundo sentimiento de esta mujer singular. Siendo niña aún se trasladó a la ciudad de Durango, donde se estableció definitivamente y realizó su fecunda labor literaria. Ella se consideró duranguense por adopción y Durango se siente honrado con hija tan brillante. Por más de 12 años fue directora del departamento de Extensión Universitaria de la Universidad Juárez del estado de Durango, donde sin contar con recursos económicos, realizó brillante labor en bien de la honorable institución. Estuvo al frente de la Promotoría Cultural de la Casa de la Juventud en Durango, donde se hizo sentir fuertemente la influencia de su capacidad y trabajo; también fue asesora cultural del Gobierno del Estado. Su voz poética ha sido escuchada en numerosos recintos de México y de Europa, sobre todo de Francia, quien le otorgó un merecido reconocimiento. Su obra es amplia y fecunda, su poesía bella y significativa, donde las palabras vibran por su extensión y profundidad, en ellas canta al hombre, a la vida, a la naturaleza, a la mujer y cada tema alcanza en ella los ideales y sentimientos universales. Además de la poesía cultivó la novela, el ensayo y el cuento. Entre algunas de sus obras están: Todas las amaron (novela) 1947; tres poemas (poesías) 1952, obras con las que inicia y entre las últimas “Nocturnos” en 1971, que fueron traducidas al francés y a otros idiomas, además de Mínimo Cardumen (poesías) 1978. Recibió Diplomas de la Universidad de Juárez del Estado de Durango, del Centro Cultural Durangueño, del Círculo literario Argentino, Antorcha de Chile, Grupo de escritores de Venezuela, Sociedad Chihuahuense de Estudios Históricos. Además de la Presea Francisco Villa y Orquídea de Plata. Referencias http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/publicaciones/publi_quepaso/olga-esther-arias.htm

Brígida Agüero

Brígida Agüero y Agüero. Poetisa camagüeyana que tuvo como mentor a su padre Francisco Agüero Duque Estrada, apodado “El Solitario”, entre él y su esposa doña María Agüero y Varona forjaron su alma y sus sentimientos. Nace en Puerto Príncipe, Camagüey, Cuba el 12 de mayo de 1837. Hija del poeta Francisco Agüero y Estrada. Pasó la niñez en una finca cerca de su natal Puerto Príncipe, en la que recibió de sus padres la primera educación. Con el movimiento revolucionario de Narciso López, su padre, que se había dado a conocer por sus ideas políticas, fue desterrado y eso hizo que Brígida dejase el campo para vivir en la ciudad, donde dio a conocer sus poemas. En 1861 amplió su educación en la academia que sostenía la Sociedad Filarmónica de Camagüey. Más tarde llegó a ser socia de mérito de dicha sociedad. A los diecisiete años se dedicó por completo al cultivo de las letras y a laborar por la cultura de su ciudad natal. En 1861 se establecieron en la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe unas clases de literatura y en ellas estudió con asiduidad demostrando sus condiciones excepcionales, al poco tiempo era nombrada Socia Facultativa de la sección de literatura. Fue en esa época en que escribió su oda "Las Artes y la Gloria, que dedicó a los socios del liceo camagüeyano y que leyó en uno de los muchos actos culturales que ofrecía a la sociedad tan prestigiosa institución. Todo lo feliz que fuera en sus primeros años, lo fue de desgraciada en su juventud. La familia se vio perseguida por sus ideas revolucionarias, y ella, pronto se vio atacada por la tuberculosis que hizo grandes estragos en su delicado organismo. Nunca ignoró su estado. Murió en Puerto Príncipe un 26 de junio de 1865, a los veintinueve años dejando una basta obra. Escrito Sus poemas aparecen recogidos por José Manuel Carbonell en el tomo tercero de su Evolución de la cultura cubana. 1608-1927. (La poesía lírica en Cuba. T. 3. La Habana, Imp. El Siglo XX, 1928, p. 365-367.) Retrato de una señorita, 1858; Ecos del alma, 1859; Inspiración, 1859; La Fe Cristiana, 1859; Flores del alma, 1859; Lo Bello, 1860; A la señora doña Gertrudis Gómez de Avellaneda, 1860; A la Virgen, 1860; El encuentro, 1860; Las Artes y la Gloria, 1860; Desencanto, A..., 1860; A Puerto Príncipe, 1860; Adiós a B..., 1860; Esperanza, 1860; A un retrato, 1860; Desde el campo, 1864; A la simpática niña doña Ana de Varona y Varona, 1864; A la Primavera, 1864; La noche y el día, 1865; Resignación, 1866. A su memoria ofrendaron numerosos poetas, escritores y admiradores suyos una Corona Fúnebre en sentidos versos. Referencias Ecured – https://www.ecured.cu/Brígida_Agüero_y_Agüero

María Dhialma

María Dhialma Tiberti (La Plata, Buenos Aires, 25 de octubre de 1928 - San Isidro, Buenos Aires, 16 de enero de 1987) escritora argentina. Nieta de Luis Tiberti, cursó estudios en la Escuela Normal Nacional Nº 1 Mary O. Graham y Letras e Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad local (Universidad Nacional de La Plata). Ha tenido a su cargo la colección Ediciones del Bosque, integrada con obras de otros conocidos autores provinciales, tales como Raúl Amaral, Horacio Ponce de León, Ana Emilia Lahitte[1], Roberto Themis Speroni y María de Villarino entre otros. Ha colaborado en diarios y revistas y fue miembro fundador, y vocal titular, en 1956, de la filial platense de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y de varias instituciones culturales y sociales. Hacia 1950, fue miembro de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares y ejerció un especial patronato intelectual como madrina (benefactora) y socia honoraria de la Biblioteca Escolar Popular Domingo Faustino Sarmiento, de la Escuela Nacional Nº 85 de Coihuecó – Loucopé (Via Zapala) en la Neuquén. También fue miembro activo del Consejo Femenino de la Asociación Interamericana de Escritores. Como escritora, recibió numerosas menciones honoríficas y premios literarios, entre ellos el del Consejo del Escritor por el cuento Niña en la ventana, y otro por la novela Estimado señor Gris Heredera de la tradición literaria de Norah Lange, de tendencia ultramodernista, en los escritos de Tiberti predomina el elemento plástico y el movimiento de las imágenes regidas por el adjetivo siempre parco, como en su famoso poema Y la nostalgia. Algo de Antonio Machado y de Juan Ramón Jiménez se encuentra a lo largo de muchos versos de la autora, pero también de Pablo Neruda y de Rainer Maria Rilke. Sin embargo, del romanticismo, la poesía de María Dhialma Tiberti no tiene sino lo más fino y delicado, lo más tenue y sutil, lo que de él ha sobrevivido en el modernismo (Helena Percas, 1958). En 1967, Ediciones de Cultura Hispánica, bajo la dirección de la académica (RAE) Carmen Conde, publica poemas de Tiberti en una antología titulada: Once grande poetisas américo-hispanas, junto a poemas de Delmira Agustini; Gabriela Mistral; Alfonsina Storni; Juana de Ibarbourou; Dulce María Loynaz; Clara Silva; Julia de Burgos; Amanda Berenguer; Ida Vitale; Dora Isella Rusell. El perfil cosmopolita y la brillante personalidad de la escritora, viajera infatigable en tierras europeas, en particular escandinavas, residente luego en Holanda por algunos años, atrae a grandes intelectuales de su tiempo. En efecto, durante más de una década, a partir de 1965, Tiberti reúne en su residencia de San Isidro, un grupo científico-literario, frecuentado por los escritores Jorge Luis Borges, Victoria Ocampo, Alejandra Pizarnik, Josefina Passadori, Maria de Villarino, Nicolás Cócaro; y los científicos, W. Selman Eggebert, Plinio Rey, Adrian Aten, entre otros. Entre literatura y ciencia, disparidad de interéses armonizados y justificados dado que la escritora era casada con el reconocido científico, experto en energía nuclear, Dr Gregorio Baro, quien fuera director de la Comisión Nacional de Energía Atómica de la República Argentina.




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