(A María Kodama)
#1976 #EscritoresArgentinos #LaMonedaDeHierro
Mirar el río hecho de tiempo y agu… y recordar que el tiempo es otro r… saber que nos perdemos como el río y que los rostros pasan como el ag… Sentir que la vigilia es otro sueñ…
El panteísta irlandés Escoto Erígena dijo que la Sagrada Escritura encierra un número infinito de sentidos y la comparó con el plumaje tornasolado del pavo real. Siglos después un cabal...
Soy el que sabe que no es menos va… que el vano observador que en el e… de silencio y cristal sigue el ref… o el cuerpo (da lo mismo) del herm… Soy, tácitos amigos, el que sabe
En el alba dudosa tuve un sueño. Sé que en el sueño había muchas pu… Lo demás lo he perdido. La vigili… ha dejado caer esta mañana esa fábula íntima, que ahora
Ya no es mágico el mundo. Te han… Ya no compartirás la clara luna ni los lentos jardines. Ya no hay… luna que no sea espejo del pasado, cristal de soledad, sol de agonías…
Ni aquella tarde ni la otra murió el ilustre Giambattista Marino, que las bocas unánimes de la Fama (para usar una imagen que le fue cara) proclamaron el nuevo Homero y el nuevo Dante, ...
Diodoro Sículo refiere la historia de un dios despedazado y disperso. ¿Quién, al andar por el crepúsculo o al trazar una fecha de su pasado, no sintió alguna vez que se había perdido un...
Mis libros (que no saben que yo ex… son tan parte de mí como este rost… de sienes grises y de grises ojos que vanamente busco en los cristal… y que recorro con la mano cóncava.
Música del Japón. Avaramente de la clepsidra se desprenden gota… de lenta miel o de invisible oro que en el tiempo repiten una trama eterna y frágil, misteriosa y clar…
Algo me han dicho la tarde y la montaña. Ya lo he perdido. La vasta noche no es ahora otra cosa
Creo que “ser feliz” es algo muy raro, ocurre muy pocas veces. La felicidad se encuentra generalmente en el pasado y eso es, por supuesto, una forma de desdicha presente. Por otra parte...
Sólo una cosa no hay. Es el olvid… Dios, que salva el metal, salva la… y cifra en su profética memoria las lunas que serán y las que han… Ya todo está. Los miles de reflej…
Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores com...
A punto de rendir el último examen en la Universidad de Texas, en Austin, supe que mi tío Edwin Arnett había muerto de un aneurisma, en el confín remoto del Continente. Sentí lo que sen...
En los campos de Antelo, hacia el… Mi padre lo trató. Quizá cambiaro… Unas parcas palabras olvidadas. No recordaba de él sino una cosa: El dorso de la oscura mano izquier…