#EscritoresChilenos
Llévame de aquí, vida mía; llévame de aquí por piedad. Llévame que tengo más honda l’heri… la que me dejaste al partir, ay ay… Por la mañanita, pañuelo blanco,
Una flor voy a nombrar, pero no diré cuál es. Aunque todo lo malicien, esa flor no puede ser El romero no lo quiero,
Adiós, corazón amante, ya me voy a padecer, dile al cielo que no muera ay, hasta que te vuelva a ver. Sólo una cosa te pido
Cómo se han ido volando, ingrato las raudas horas de un tiempo crue… hoy de ti lejos y en otro campo y de ti amigo tan cerca ayer ayer tu mano sentí en la mía
Escucha, vidita mía, mis suspiros y lamentos, que yo por quererte a ti olvidé los mandamientos. El primero amar a Dios,
Para olvidarme de ti Voy a cultivar la tierra, En ella espero encontrar Remedio para mis penas. Aquí plantaré el rosal
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo es como descifrar signos sin ser sabio competente, volver a ser de repente
Qué pena siente el alma cuando la suerte impía se opone a los deseos que anhela el corazón. Qué amargas son las horas
Yo también quiero casarme como todas las demás, pero varón a mi gusto yo no he podido encontrar. Mejor será, señores,
Son tus ojos los que busco No los encuentro; Son tus labios los que quiero Ver sonreír Pero ellos me son tan ingratos
Los amores del sacristán son dulces como la miel, amor que no se deseda no puedo, vida, vivir con él.
Tan demudado te hei visto que no me querís ni hablar, lo que me das a entender que me querís olvidar. Cuando llego y te saludo
Se ha formado un casamiento todo cubierto de negro, negros novios y padrinos negros cuñados y suegros, y el cura que los casó
Anoto en mi triste diario: «Restaurán El Tordo Azul». Allí conocí a un gandul de profesión ferroviario. Me jura por el rosario
Me mandaron una carta por el correo temprano. En esa carta me dicen que cayó preso mi hermano y, sin lástima, con grillos,