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La luna clava en el mar un largo cuerno de luz. Unicornio gris y verde, estremecido, pero extático. El cielo flota sobre el aire
Hinojo, serpiente y junco. Aroma, rastro y penumbra. Aire, tierra y soledad. (La escala llega a la luna.)
Flor de jazmín y toro degollado. Pavimento infinito. Mapa. Sala.… La niña finge un toro de jazmines y el toro es un sangriento crepúsc… Si el cielo fuera un niño pequeñit…
Galán galancillo. En tu casa queman tomillo. Ni que vayas, ni que vengas, con llave cierro la puerta.
Lucía Martínez. Umbría de seda roja. Tus muslos como la tarde van de la luz a la sombra. Los azabaches recónditos
Cayó una hoja y dos y tres. Por la luna nadaba un pez. El agua duerme una hora
¡Viva Sevilla! Llevan las sevillanas en la mantilla un letrero que dice: ¡Viva Sevilla!
Se quedaron solos: aguardaban la velocidad de las últ… Se quedaron solas: esperaban la muerte de un niño en… Se quedaron solos y solas
La hoguera pone al campo de la tar… unas astas de ciervo enfurecido. Todo el valle se tiende. Por sus… caracolea el vientecillo. El aire cristaliza bajo el humo.
Aquel rubio de Albacete vino madre, y me miró ¡no lo puedo mirar yo! Aquel rubio de los trigos hijo de la verde aurora,
En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana en el museo de la escarcha.
Un bello niño de junco, anchos hombros, fino talle, piel de nocturna manzana, boca triste y ojos grandes, nervio de plata caliente,
Mi manzano tiene ya sombra y pájaros. ¡Qué brinco da mi sueño de la luna al viento! Mi manzano
Tú querías que yo te dijera el secreto de la primavera. Y yo soy para el secreto lo mismo que es el abeto. Árbol cuyos mil deditos
Por las ramas del laurel vi dos palomas oscuras. La una era el sol, la otra la luna. «Vecinita», les dije,