#1988 #EscritoresUruguayos #VientosDelExilio
La rosa de oro no se marchita ni tiene aroma el cielo ajeno que te envenena
Pongo estos seis versos en mi bote… con el secreto designio de que alg… llegue a una playa casi desierta y un niño la encuentre y la destap… y en lugar de versos extraiga pied…
Es increíble lo que está pasando. El invierno desciende caluroso los ángeles orinan en las fuentes cantan los gallos a las nueve y me… que es una hora sin ningún prestig…
Aquí está el Palacio Salvo allá está el Victoria Plaza son tan torpes tan horrendos que a uno lo dejan sin habla su fealdad es tan espesa
Por lo menos habían transcurrido quince años sin que Ignacio supiera nada de Martín o de Alfonso. Nada, de modo directo, claro, ya que indirectamente le habían llegado esporádicas refer...
Hay sólo una miseria que se prende con uñas en el muro y quisiera trepar y a veces trepa una vasta miseria que nos mira
Lejos quedó el exilio descubierto en ensueños brumosos o cubierto de olvido un jardín más o menos irrisorio del que tomamos cuatro rosas
Me cuesta como nunca nombrar los árboles y las ventanas y también el futuro y el dolor el campanario está invisible y mud… pero si se expresara
Cada vez que un dueño de la tierra proclama para quitarme este patrimonio tendrán que pasar sobre mi cadáver
La primera vez que los vi fue en el Paseo Marítimo. No diré que parecían dos tortolitos, porque él tendría unos treinta y cinco y ella un poco menos, pero sí que eran la imagen viva de ...
Por segundo año consecutivo, los Williams y los Peabody se encontraban en el agosto de Puerto Pollensa. Como tantos ingleses, franceses, escandinavos, se sentían atraídos por la relativ...
Un hombre alegre es uno más en el coro de hombres
Cuando la hija del viejito guardaf… dejaba el faro y bajaba a tierra los rudos no podían soportar su be… tan sólo la seguían con los ojos y… paralizados por su cercanía
Cuando los disparates se disparan no hay quien sujete a Napoleón o a… todos tenemos una santa elena o la cicuta allá en el horizonte cuando los disparates se disparan
Ay del sueño si sobrevivo es ya borrándome ya desconfiado y permante y tantas veces me hundo y sueño muslo a tu muslo