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Abrigando el arroyo la caña brava, chorros de finas hojas al aire lanza. ¡Qué musicales ramos,
Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención:
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
De la lunita nueva vuela una garza; tiene el cuello nevado, de azul las alas. Volando viene
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
Jazmín diamela, jazmín de España, jasmín criollo, ¡Ixora blanca! Lirio amarillo,
Aserrín Aserrán. Puñadito de violetas, limoncito verdemar, anillito de corales.
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
Prende tus luces cocuyo de marzo: esta es la noche de hablar con el gallo. Compartiremos
A la gallinita ciega ayer tarde la curé: puse en aguas tres vicarias y los ojos le lavé. Hoy paseó con sus pollitos
Palma real, bandera viva en el paisaje clavada, tu nombre lo mece el viento, el viento que llega y pasa. Cuando al ondular susurras
Los pinares de la Isla por la costa van creciendo: quieren echarse a la mar y volverse marineros. Y las toronjas maduras
—¡Hola, Pinocho!, ¿qué haces ahí? —Busco una joya que ayer perdí. —Dime, Pinocho, ¿que joya?, di. —Un pedacito de mi nariz.
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)