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Más allá de tu nombre y de mi nomb… qué será este esperar sin esperanz…
Ya no hablaré más nunca: Seré men… que el cisne, no dando a la vida ni el último acento. Más que la tierra voy a ser callad… y humilde y triste.
Aunque parece sujeto por el tallo,…
Señor, no des a mis cantos el tris… Déjalos que se pierdan o se quemen…
Cuando yo era niña, mi madre, siguiendo una tierna tradición entre las festividades religiosas, gustaba de enviarme por el mes de mayo a ofrecer flores a la Virgen María en la vieja igl...
No era bueno quererla; por los ojo… le pasaban a veces como nieblas de otros paisajes: No tenían color sus ojos; eran fríos y turbios como ventisqueros.…
No fue nunca. Lo pensaste quizás porque la luna roja bañó el cielo… o por la mariposa clavada en el muestrario de crista…
De amar mucho tienes la palabra qu… De amar mucho dejas amor en torno…
Rodeada de mar por todas partes, soy isla asida al tallo de los vie… Nadie escucha mi voz, si rezo o gr… Puedo volar o hundirme... Puedo,… morder mi cola en signo de Infinit…
Vino de ayer, aún me enturbias los…
La muerte la dobló sobre las rosas… Una lumbre de luna mitigada en la… cayó toda la noche sobre el túmulo de rosas ahuecado para la niña mue… El pelo suelto y húmedo
Tu mano dura, rígida, apretando... Apretando, apretando hasta exprimi… la sangre gota a gota... Tu mano, garra helada, garfio lent… que se hunde... Tu mano.
Echa tu red en mi alma. Tengo tam…
De todo cuanto han hecho los hombres, nada amo más que los caminos. Ellos son la lección de humildad útil, de mansedumbre cristiana que nos encarecen los libros de piedad. Los caminos s...
En la lluviosa tarde del otoño vam… El viento hace volar las verdes ca… Qué viento tan crudo el de este ot… Los muertos deben tener frío... Pero yo tengo la primavera. ¡Toda…