#1973 #EscritoresUruguayos #LetrasDeEmergencia
Mientras aquí en la noche sin perc… pienso en mis ruinas bajo a… inmóvil en su dulce anonimato el grillo canta nuevas certidumbre… mientras hago balance de mis yugos
Se las arregló para ser contemporá… medio siglo después de su muerte creó una justicia natural para neg… pobres tuvo pupila suficiente como para m…
Aquella esperanza que cabía en un… aquella alta vereda junto al barro… aquel ir y venir del sueño, aquel horóscopo de un larguísimo v… y el larguísimo viaje con adioses…
Es mía la inocencia ánfora de cristal tan desvalida que nada me sugieren sus añicos la juventud es mía y es además atávico susurro
Aquí en esta vereda impecables lujosos los Grandes Almacenes
Un país lejano puede estar cerca puede quedar a la vuelta del pan pero también puede irse despacito y hasta borrar sus huellas en ese caso no hay que rastrearlo
Hacía mucho que no encontraba a es… de la que conozco detalladamente e… y creía conocer aproximadamente el… pasado no es presente eso está claro
En mi ciudad hay varios espantos i… pero también existen los visibles el más de todos es un monumento que planearon levantaron y sobre todo inauguraron
Te doy la cana mundo cuando girás eterno nosotros temerarios afinamos la sombra
¿Dónde está mi país? ¿junto al río o al borde de la noc… ¿en un pasado del que no hay que h… ¿dónde? ¿en la desolación de la memoria?
Vino el patrón y nos dejó su niño casi tres horas nos dejó su niño, indefenso, sonriente, millonario, un angelito gordo y sin palabras. Lo sentamos allí, frente a la máqu…
La muerte es sólo una de las varias variantes del futuro quizá la más primaria acerca de las otras
Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia si te quiero es porque sos
Llegan de atrás pero no importa son nuevas en verdad alentadoras marx se sabía su shakespeare de me… y el che sentía latir
Poco a poco el rencor me va invadi… animaliza mi ánima lisa me presta garras iras maldiciones me sobresalta la paciencia boba me pule el odio como para buitres