#EscritoresCubanos #Ismaelillo
—¿De qué estás triste? —De amor. —¿Por quién? —Por cierta doncella. —¿Muy bella, pues?
En la vida desterrada No hay puerto, seno ni abrigo Como el hallar un amigo En la sed de la jornada. Pero el consuelo es mayor
Es rubia: el cabello suelto Da más luz al ojo moro: Voy, desde entonces, envuelto En un torbellino de oro. La abeja estival que zumba
¡Venid, tábanos fieros, Venid, chacales, Y muevan trompa y diente Y en horda ataquen, Y cual tigre a bisonte
No sientas que te falte el don de hablar que te arrebata e… no necesita tu belleza esmalte ni tu alma pura más extenso vuelo. No mires, niña mía,
Mis versos van revueltos y encendi… Como mi corazón: bien es que corra Manso el arroyo que en fácil llano Entre céspedes frescos se desliza: Ay!; pero el agua que del monte vi…
¡Magníficos espejos Que vieron mozos los que copian vi… ¡Espléndidos tapices Hechos de antaño a proteger deslic… ¡Doradas cornucopias -
Si ves un monte de espumas, Es mi verso lo que ves: Mi verso es un monte, y es Un abanico de plumas. Mi verso es como un puñal
No, música tenaz, me hables del ci… ¡Es morir, es temblar, es desgarra… Sin compasión el pecho! Si no viv… Donde como una flor al aire puro Abre su cáliz verde la palmera,
¿Que como crin hirsuta de espantad… Caballo que en los troncos secos m… Garras y dientes de tremendo lobo, Mi destrozado verso se levanta?... Sí, pero ¡se levanta! A la manera…
Oh, ritmo de la carne, oh melodía, Oh licor vigorante, oh filtro dulc… De la hechicera forma! No hay mil… En el cuento de Lázaro, si Cristo Llevó a su tumba una mujer hermosa…
¡Desque toqué, señora, vuestra man… Blanca y desnuda en la brillante f… En el fiel corazón intento en vano Los ecos apagar de aquella orquest… Del vals asolador la nota impura
Qué me das? Chipre? Yo no lo quiero: Ni rey de bolsa Ni posaderos Tienen del vino
No habría poema más triste y hermoso que el que se puede sacar de la historia americana. No se puede leer sin ternura, y sin ver como flores y plumas por el aire, uno de esos buenos lib...
Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba a donde estaba la estatua de B...