#SigloXX #SigloXXI #Uruguayos #1988 #VientosDelExilio
Más allá de los males y los bienes tu mejor aventura cotidiana es lidiar con la vida lisa y llana que lograste y afinas y mantienes. La noche se ha quedado sin rehenes
Amílcar, viejo compinche: Te extrañará recibir esta carta quilométrica, pero a alguien tengo que contarle mi historia y por algo sos mi amigo, ¿no? Vos bien sabés que técnicamente nunca...
Prohibidos los silencios y los gri… las minifaldas y los sindicatos artigas y gardel la oreja en radio habana el pelo largo la condena corta
Lejos quedó el exilio descubierto en ensueños brumosos o cubierto de olvido un jardín más o menos irrisorio del que tomamos cuatro rosas
La paz oh la paz quién habló de la paz aquel viejo con cara de caballo que mira sin mirar y a veces pide ése habló de la paz
Esta piel de mis poros y mis alergias esta piel de mis pecas y mis pecados de mis lunares
Nos enseñaron desde niños cómo se forma un cuerpo sus órganos sus huesos sus funciones sus sitios pero nunca supimos
Cierto, me rodean árboles un tanto… se asoman al paisaje como buscándo… mas yo también me busco y he olvid… desesperadamente mis labios. Vuelvo recién del último silencio
La rosa de oro no se marchita ni tiene aroma el cielo ajeno que te envenena
Estaba a duras penas comprendiendo y me encontré en la calle como per… los gritos y bocinas se colaban insolentes en mi áspera congoja palpé las cicatrices que dejó tu m…
Vuelves, día de siempre, rompiendo el aire justamente donde el aire había crecido como muros. Pero nos iluminas brutalmente y en la sencilla náusea de tu clar…
¿Qué piensa del frío? ¿qué ha influido más en su obra li… de clases? ¿garcía márquez? ¿el ro… ¿el colesterol? ¿el grupo de chica… ¿lo real maravilloso? ¿los pezones…
Se me ocurre que vas a llegar dist… no exactamente más linda ni más fuerte ni más dócil ni más cauta
Entre el viejo delirio intimidante convertido en metralla elemental en azote o plomada o nubarrones contra surco alfabeto y guaguancó en astucia falaz pero de llamas
A esta altura ya nadie me nombra por mi nombre: Octavio. Todos me llaman abuelo. Incluida mi propia hija. Cuando uno tiene, como yo, ochenta y cuatro años, qué más puede pedir. No pido ...