Las buenas palabras deben ir acompañadas de buenas obras.
Movía su rueca mágica mientras cantaba himnos angelicales.
¡Oh! mar verdiazul coronada estás de remolinos y blancos torbellinos.
¡¡Relámpago de fuego!! ¡¡Consúmeme!!
Del firmamento caen frescos y frágiles copitos de nieve.
He adornado un pequeño altar. Allí arden viejas hojas de laurel aromatizando el ambiente
Los grillos ya cantan su ancestral canción. Sonido de la noche húmeda y estrellada.
La prisa puede conducir a error es propio de sabios ir a pie, paso a paso,
El tiempo tiene su labor en el telar convulsionado del tiempo.
Ya danzará la tierra toda y las mujeres dejarán de tejer sus telares y los hombres navegar los fatigantes mares.
El sol doraba las altas cimas. Mientras mi corazón se revoluciona… en tumultuosa esperanza.
Allí balan suavemente las crías de corderos estando sobre florecientes hierbas frondosas y ¡¡hermosas!!.
Servir, es una buena forma de hacer amigos.
Son carruajes llevados por cisnes alados relucientes y blancos.
Tú, Madre sembradora de soles que en el cielo tejes