Y como dice la canción,
seremos eternas.
Como las canciones, como los poemas, como las sonrisas.
Como olvidar aquella madrugada donde iba descubriendo lo que era querer.
Como olvidar esas conversaciones hasta las cinco de la mañana.
Tus mañanas, con cara de dormida pero con un brillo que solo tu posees y esa sonrisa capaz de declarar la guerra a todos mis miedos.
Y ganaste, desde el minuto uno y ya lo sabíamos, pero vamos a asombrarnos, ya sabías que estaba enamorada y ya lo sabía desde que me miraste.
Ojalá nunca olvides mis historias ni mis poesías.
Guárdalos, muy bien, dentro de ti.
Nadie nunca me ha hecho tan feliz,
Y nunca me sentí tan feliz de hacer feliz a alguien.
Ojalá nunca te olvides de mi mirada, porque nunca miré a alguien con tanto amor.
Del resto te puedes olvidar si quieres,
Puedes olvidarte de mi nombre,
De mis gustos, de mis manías, de mi piel, de mis besos, de los lugares donde inventamos el arte de amar, de mis buenos días, de mi voz, de mi olor, de mi calle, de la forma que moría de amor cada vez que sonreías,
Te puedes olvidar de mi, si es eso lo que quieres.
Yo nunca olvidare ningún detalle tuyo.
Fuiste, eres y siempre serás una inspiración para mi.
Siempre serás la emperatriz, aunque sea el fin de nuestro Imperio.
Nunca cambies, ni en lo más mínimo.
Se tan autentica como se conocí,
Y sobre todo,
Nunca, nunca,
Nunca dejes de sonreír amor mío.