¡Su desnudez y el mar! Ya están, plenos, lo igual con lo igual. La esperaba, desde siglos el agua,

Ya viene la primavera. ¡Lo ha dicho la estrella! La primavera sin mancha. ¡Lo ha dicho la agua! Sin mancha y viva de gloria

Lo terreno, por ti, se hizo gustoso celeste. Luego, lo celeste, por mí,

De noche, el oro es plata. Plata muda el silencio de oro de mi alma.

Siempre, después, qué contento cuando me quedo conmigo. Lo que iba a ser mi minuto, es, corazón, mi infinito.

¡Ojos que quieren mirar alegres y miran tristes! ¡Ay, no es posible que un muro viejo

No recordar nada... Que me hunda la noche callada, como una bandada blanda y acabada. (Que no quede nada...

Dulce Platero trotón, burrillo mío, que llevaste mi alma tantas veces—¡sólo mi alma!—por aquellos hondos caminos de nopales, de malvas y de madreselvas; a ti este libro que habla de ti,...

No, esta dulce tarde no puedo quedarme; esta tarde libre tengo que irme al aire. Al aire que ríe

Tarde última y serena, corta como una vida, fin de todo lo amado ¡yo quiero ser eterno! (Atravesando hojas,

Pájaro del agua ¿qué cantas, qué encantas? A la tarde nueva das una nostaljia de eternidad fresca,

Mira, Platero, cómo han puesto el río entre las minas, el mal corazón y el padrastreo. Apenas si su agua roja recoge aquí y allá, esta tarde, entre el fango violeta y amarillo, el sol p...

Malvarrosa, malvaseda. ¡Salud de la primavera! Rosas agrias, sedas férreas.

Todo el otoño, rosa, es esa sola hoja tuya que cae. Niña, todo el dolor es esa sola gota tuya